Resulta que el pasado 5 de marzo, dice Animal Político, el PRI en el Senado pesentó una iniciativa de ley para echar atrás la reforma de 2011 a los artículos 1 y 133 de la Constitución que le dan a los tratados internacionales de derechos humanos el rango de normas supremas en México, al mismo nivel que la Constitución, y por encima de las leyes generales, federales y locales.
La reforma de 2011 esencialmente quiere decir que si hay alguna protección a los derechos humanos en tratados internacionales que no esté contemplada en la Constitución, o que de más protección a los derechos humanos que la Constitución, entonces el tratado internacional es el que prevalece por encima de las leyes mexicanas.
Eso significa que si alguien en México se ampara ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, o ante cualquier otro tratado internacional de derechos humanos, el PRI no podría maicear a las cortes, a los procuradores, o los ministerios públicos para tener impunidad en caso de que violara derechos humanos.
Bueno, pues el 5 de marzo el PRI intentó por segunda vez eliminar esa reforma.
La primera vez que el PRI intentó hacer eso fue el año pasado, alegando que la Constitución debe ser la norma suprema en el país.
En realidad lo que el PRI quiere es poder seguir corrompiendo a las instancias que se supone que deben impartir justicia para poder seguir teniendo impunidad.
Lo cual quiere decir que una de dos:
1. O el PRI tiene cola que le pisen y tienen miedo de que los vayan a denunciar ante instancias internacionales.
2. O planean violar derechos humanos y no quieren que nadie se los impida.
Ese es el PRI. Y mientras usted no vote por la izquierda, el PRI seguirá buscando la manera de violar derechos humanos con toda impunidad.
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