Se queja Andrés Manuel López Obrador de que la reforma a las telecomunicaciones no sirve porque sólo le dará voz a la oposición "no palera" (no, no dice "nopalera") y 90% de los mexicanos se informan por televisión.
Cierto, pero eso no tendría que ser causa de preocupación para AMLO ni para el resto de la izquierda si realmente les interesara desarrollar una estrategia de difusión a largo plazo que pueda hacerle frente a la televisión. Mire usted:
Para empezar, no vota el 90% de los mexicanos. El total de personas registradas en el padrón electoral es 79.45 millones de mexicanos, lo cual equivale al 70% de los mexicanos.
De esa cantidad, sólo votan 50.32 millones de mexicanos, equivalentes al 44.92% de la población. Es decir, la mitad de la cantidad de gente que ve la televisión.
De ese 44.92%, casi la tercera parte (15.89 millones) votó por AMLO.
Eso quiere decir que el 30.72% de la población (unos 34.4 millones de mexicanos) no votó por AMLO.
Eso querría decir, para fines prácticos, que en teoría la televisión sólo tendría influencia electoral sobre 34.4 millones de mexicanos o 30.72% de la población.
Pero según AMLO, 90% de los mexicanos se informan por medio de la televisión. ¿Entonces cómo se explica que casi un tercio del electorado vote por AMLO?
Con otro detalle sumamente importante: a Enrique Peña Nieto no le alcanzaban los votos "de la tele" y tuvo que comprar con tarjetas de Soriana, despensas, relagos, y hasta chivos y puercos, 5 millones de votos de acuerdo con el propio AMLO.
Eso querría decir que la tele sólo habría podido convencer de no votar por AMLO a 29.4 millones de mexicanos, equivalentes al 26.25% de la población.
¿Entonces por qué el miedo a la televisión si claramente no está convenciendo al 90% de televidentes que señala AMLO?
Vaya, apenas está convenciendo a poco más de una cuarta parte del electorado. Lo demás lo tuvo que comprar el PRI porque la tele no los convenció (los monederos electrónicos evidentemente pueden más que un spot).
Peor: Si damos por válido que Enrique Peña Nieto empezó a caer en las encuestas luego del fiasco de la Ibero, y que la protesta de la Ibero se difundió principalmente por internet, entonces lo que tenemos es que AMLO debió haber reforzado su estrategia de internet desde hace meses.
Pero no lo ha hecho.
AMLO cometió el error de suspender sus videos semanales en YouTube a pesar de que los puede hacer con calidad profesional desde un iPhone y continúa cometiendo el gravísimo error de no interactuar en Twitter con los twitteros.
¿Cómo va a generar así una estrategia de internet que realmente le reditúe electoralmente?
"Es que hay muy poca gente usando internet" dirán algunos. No es verdad. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet, en 2012 había 40.6 millones de mexicanos con acceso a internet, de los cuales 29% usan la red para buscar información.
La cantidad de mexicanos con acceso a internet, además, aumenta 14% cada año, con lo cual, de sostenerse ese crecimiento, para 2018 habrá 89 millones de usuarios de internet, principalmente por medio de dispositivos móviles (los cuales o los regalan con un plan tarifario o cada vez son más baratos).
Si para 2018 29% de los mexicanos con acceso a internet la usan para buscar información, eso significaría que 25.81 millones de mexicanos se estarían informando por medio de internet.
Y para ganar una elección con todo y compra de votos, se necesitan 20 millones de votos. Sin compra de votos, con 15 millones.
Si AMLO -y de hecho la izquierda en general- no entiende el potencial que representa internet para las elecciones de 2018, perderán una oportunidad enorme.
Porque en 2018 la televisión tendrá mucho menos impacto ante la opinión pública. Lo que impactará serán dos cosas: la estrategia de movilización del voto de cada partido (literalmente el lograr que sus electores salgan de sus casas y vayan a las urnas), y la difusión de mensajes por internet.
Todo lo demás poco a poco será cosa del pasado. Pero para dar el paso al futuro, primero hay que perder el miedo y quitarse telarañas de la cabeza.
PD: El único presidenciable que parece estar en la frecuencia de la nueva cultura de campañas electorales es Marcelo Ebrard, quien estuvo recientemente en un evento en Estados Unidos sobre las nuevas estrategias de campaña en ese país. Las nuevas estrategias son precisamente la movilización del votante, y las redes sociales. Si Marcelo Ebrard aplica esas estrategias en el PRD, y se logra una reforma electoral que prohiba y sancione con severidad la compra de votos, el PRI pierde en 2018.
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