Una nota de La Jornada dice que integrantes de la dirigencia nacional del PRD afirman que hay injerencia de los gobernadores del PRI en los estados de Veracruz, Chihuahua y Tamaulipas.
En Chihuahua fue muy obvio. El PRD local quiso hacer alianza con el PRI y el PRD nacional echó abajo esa alianza.
Donde es un poco más velado, y más grave, es en Veracruz, donde el gobernador priista, y uno de los principales lambiscones de Peña Nieto, Javier Duarte, es acusado de ser el que buscó que no pudiera hacerse la alianza entre el PAN y el PRD.
Y es que la alianza PAN-PRD tronó en Veracruz por una impugnación de un grupo interno del PRD local.
Uno se pregunta: Si el PRD ya fue en alianza con el PAN en Oaxaca y ganó, ¿por qué de repente la negativa a hacer alianza en Veracruz si eso debilitaría a Duarte?
Es decir, el más perjudicado por la alianza PAN-PRD en Veracruz sería el PRI de Javier Duarte.
Eso lo que sugiere, bajo en entendido de una injerencia en el PRD local, es que el grupo que se opuso a la alianza en realidad estaría siendo movido por la mano política de Duarte.
Y si es el PRI el que está maniobrando para que no haya alianza entre PAN y PRD, eso quiere decir que sí está temeroso el PRI de perder poder con esa alianza.
Sólo por eso, por lograr debilitar al PRI y Javier Duarte, vale la pena que la alianza PAN-PRD se concrete aunque sea de facto.
De otra forma, el PRI seguirá mangoneando al PRD en Veracruz. Y eso, por el bien del país, definitivamente no se puede permitir.
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