Por si aún quedaba duda de que el arresto de Elba Esther Gordillo no fue otra cosa más que un quinazo para quitar a una cacique sindical incómoda, pero para dejar todo igual, con la misma corrupción y la misma podredumbre, van tres ejemplos más:
PRIMERO:
De acuerdo con Proceso, el Registro Público de la Propiedad de Coahuila muestra que varios líderes del SNTE en la entidad han comprado y vendido más de 100 viviendas, que son dueños de ranchos, terrenos y hasta unidades habitacionales. Pero nadie los investiga.
SEGUNDO:
La CNTE desconoce a Juan Díaz como nuevo presidente del SNTE y lo considera imposición del gobierno de Enrique Peña Nieto para deslindarse de las protestas. Que porque tendría que haberse convocado a un congreso nacional donde los maestros definieran quien los representa. Y porque además viola los estatutos del SNTE al tener dos corgos; el de presidente y el de secretario general. Y que la CNTE exige que se castigue a todos en la dirigencia del SNTE ya que de lo contrario no cambiará nada en el sindicato.
TERCERO:
Que aparecieron espectaculares anónimos en Tabasco con este texto: "Elba Esther líder del SNTE está recluida por presunto robo de más de 2 mil millones de pesos a los maestros de México", dice El Universal. Y que el dirigente del SNTE en el estado se quejó de que eso es "guerra sucia" (a pesar de que el mensaje dice la verdad). Ah, y además el gobierno de Arturo Núñez dice que reprueba los mensajes.
¿De qué sirvió entonces arrestar a Elba Esther Gordillo si todo sigue igual en el SNTE?
Pues fácil: para que no le hagan olas a Enrique Peña Nieto porque de lo contrario se hunde.
Así de débil es que tuvo que dar un quinazo.
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