Van varios días en los que los medios plegados al PRI intentan amarrar navajas entre Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera.
Un sitio peñanietista que recibe dinero del gobierno de Veracruz, por ejemplo, puso a uno de sus monos cilindreros a alegar que Mancera estaba suspendiendo las playas artificiales para distanciarse de Ebrard.
Pero eso no sólo fue falso, ya que la razón para suspender las playas fue por la falta de agua -y el corte al Cutzamala este fin de semana- sino que además dos días después Mancera dio un importante impulso a dos de las obras de Ebrard durante el sexenio pasado.
Sí; ayer mismo el GDF estuvo anunciando que la Autopista Urbana, es decir, la Supervía, estaba terminada 96%, y que se inauguraría en mayo.
Le añadió el GDF otro dato: la línea 2 del Ecobús pasará por la Autopista Urbana y no pagarán cuota por usarla. Es decir, los capitalinos pagarán sus 6 pesos de pasaje en el Ecobús y nada más.
Detalle importante: Tanto la Autopista Urbana como el Ecobús fueron iniciados por Marcelo Ebrard.
¿Cuál distanciamiento entonces?
En otra columna en otro medio pretendieron alegar que hay un distanciamiento entre Mancera y Ebrard por la candidatura presidencial de izquierda en 2018. Que por eso Mancera le puso un "estate quieto" a Ebrard con una supuesta filtración de datos de un sobreprecio de la línea 12 del Metro.
Nadamás que eso también es una patraña, ya que el sobreprecio de la línea 12 fue explicado desde hace una semana por el GDF: se debió al alza del dólar por la crisis económica y a un rediseño de la ruta del Metro.
Pero eso, curiosamente, no se mencionó en el otro medio.
Por último, yo me tomé la molestia de preguntar directamente tanto a la gente de Ebrard como a la de Mancera si era verdad que había un supuesto distanciamiento entre ambos. La respuesta: No lo hay.
De hecho, en ambos grupos señalan que la relación entre Ebrard y Mancera es muy buena, y que lo que pasa con estos periodicazos es que los adversarios buscan que se divida la izquierda aún más.
Desde luego, esta película ya la vi. Fue exactamente lo que pasó el sexenio pasado cuando en los medios pretendieron calentarle la cabeza a la izquierda diciendo que había enemistad entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador cuando no era el caso.
Tan no era el caso, que el sexenio pasado AMLO y Ebrard comían juntos una vez a la semana de acuerdo con un reporte de una fuente cercana al GDF.
¿Por qué está buscando el PRI amarrar navajas entre Ebrard y Mancera? Fácil. Porque saben que si la izquierda llega con tres opciones fuertes para la candidatura de 2018, no les podrán ganar.
El PRI sabe que si Ebrard llega a la presidencia del PRD, se acabó el conflicto interno entre los chuchos y los demás. Los chuchos simplemente ya no tendrían poder. Y Ebrard se encargaría de armar la unidad en el partido por encima de los intereses de grupo de cada quien.
Si eso sucede, y la izquierda tiene 4 años de unidad, además de una buena relación con el GDF y con MORENA, como sucedería si Ebrard llega a la presidencia del PRD, el electorado mexicano vería que el gobierno de Enrique Peña Nieto es un desastre y el del DF, con Mancera, está bien administrados y le da resultados tanto a los pobres como a la clase media.
Y no hay mejor propaganda política para la izquierda que tener buenos resultados en sus gobiernos.
De ahí el que los medios plegados al PRI estén necios en amarrar navajas entre Mancera y Ebrard. Saben que ya lograron que la ultraizquierda golpee a Mancera y Ebrard. Ahora falta que logren que Mancera y Ebrard se peleen para lograr que la izquierda se debilite aún más.
Pero eso, por lo menos entre Mancera y Ebrard, no va a suceder.
De hecho, tampoco sucederá con AMLO. Ya que una vez removiendo a los chuchos de la ecuación, la relación de AMLO con el PRD sería mucho mejor.
Una izquierda unida y un buen gobierno del DF sería lo que acabaría con el PRI.
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