Como se imaginaran, los competidores de don Ebanibaldo pos de inmediato quisieron fusilarse la receta. Empezaron a experimentar con baterías de autos, acido de jugos de limón, etc., etc. Los resultados fueron catastróficos varias veces. Por ejemplo, esto es lo que quedo de la taquería “El Duodeno de Santa Anna” en Xalapa donde un agujero negro en la salsa se chupo el local, los parroquianos, y casi toda la cuadra. Y es que la clave para controlar el agujero, según me explico don Ebanibaldo, era “la estampita de la guadalupana en el pomo. Eso mantiene a raya el demoño y además se asegura que el vector del campo magnético no se incline a la izquierda y sea AMLOista”. |
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