Leonardo Valdés Zurita, consejero presidente del IFE, anunció ayer que no buscará reelegirse para el cargo que ejerce, el cual se vence el 30 de octubre próximo.
En los hechos, eso es el anuncio de una renuncia por parte del Valdés.
¿A qué se debe esta renuncia adelantada? Una de dos: o fue un despido disfrazado, o fue un premio por solapar al PRI. Mire usted por qué:
El anuncio de Valdés Zurita de que no buscaría la reelección se dio en una carta que Valdés le envió al coordinador del PRD en San Lázaro, Silvano Aureoles, a quien le dijo:
"He decidido no presentarme a la posible reelección del cargo que con dignidad ahora ocupo. Lo he decidido, entre otras razones, porque no puedo aceptar someter la evaluación de mi desempeño ante personas tan faltas de objetividad como la que usted muestra."
¿De cuándo a acá a Leonardo Valdés le importa un carajo el escrutinio que hagan de su desempeño? Ha ignorado olímpicamente infinidad de reclamos de electores que lo cuestionan por medio de Twitter por lo menos desde 2011.
En realidad Leonardo Valdés, quien fue uno de los dos consejeros del IFE que siempre votó a favor de darle impunidad a Enrique Peña Nieto por el fraude electoral que perpetró (el otro fue Sergio García Ramírez), sabe que será removido del IFE. O bien, que ya lo despidieron para apaciguar a la oposición, pero disfrazando el despido de renuncia a la reelección.
La otra posibilidad, es que Valdés sepa, como dice Miguel Barbosa, que puede renunciar sin problemas porque de todos modos le espera un cargo en el gobierno federal.
Como quiera que sea, es buena noticia que los consejeros del IFE que permitieron la impunidad para Peña Nieto se vayan. Encima de que perjudicaron a México, encima cobraron por hacerlo.
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