Oficialmente la causa de la explosión en el edificio B2 de la torre de Pemex es por una acumulación de gas -aparentemente metano- en el sótano de ese edificio. Al encender una luz, ocurrió la explosión.
Pero la realidad es que la verdadera causa de la explosión; lo que hizo que se concentrara el gas en el sótano, fue el abandono de Pemex por el gobierno federal, tanto del PRI como del PAN.
A pesar de que sí hay dinero par darle a Pemex la atención que necesita (tan sólo en los últios diez años el barril de petróleo ha aumentado 10 veces de precio), el gobierno federal le ha negado a Pemex presupuesto para necesidades tan elementales como reemplazar los detectores de humo, los cuales datan de hace 20 años y están obsoletos.
Pero no es sólo cuestión de presupuesto. Cuando la prensa le preguntó a Jesús Murillo Karam, en la conferencia de prensa cuándo fué la última vez que se hizo una inspección de seguridad en Pemex, Murillo no supo qué contestar, evadio responder, y dijo que se está investigando.
¿Cómo no va a saber el gobierno federal cada cuánto se hacen inspecciones de seguridad en Pemex? Y junto a Murillo estuvo con la boca cerrada el director de Pemex.
Así que el gobierno federal priista podrá decir que fue una explosión por gas, pero todo apunta a que esa explosión por gas ocurrió por la negligencia y el abandono que se ha caracterizado en la administración de Pemex por parte de los gobiernos del PRI y del PAN.
ESA es la verdadera causa de la explosión y otros problemas graves en Pemex. No la falta de capital privado.
En la izquierda debemos difundir esta verdad: Enrique Peña Nieto quiere privatizar a Pemex alegando que necesita capital privado, cuando la realidad es que no lo necesita, y lo que necesita en realidad es que deje de ser mal administrado por el PRI y por el PAN.
Sólo hay una manera de solucionar esa situación: sacando del poder por medio del voto al PAN y al PRI.
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