Sin darse cuenta, el gobernador priista de Nuevo León, Rodrigo Medina, soltó toda la sopa sobre el verdadero motivo del arresto de Elba Esther Gordillo ayer en una conferencia de prensa y nadie en los medios dijo nada.
Palabras más, palabras menos, Medina declaró que el mismo día del arresto, en reunión con el titular de Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, se les pidió a los gobernadores que hablaran con los líderes del SNTE en sus estados para que no hicieran manifestaciones.
Las manifestaciones. Ese era todo el problema de Enrique Peña Nieto. La corrupción no le importaba. ¿Cómo le iba a importar si la ha solapado desde hace años?
El tratar de impedir manifestaciones de maestros debe haber llenado de temor a Peña Nieto debido a que el quinazo a Elba Esther Gordillo tenía entre sus objetivos legitimarse y tratar de reducir la imagen de ineptitud y debilidad ante el narco que ha mostrado concreces desde que llegó al poder.
¿Cómo iba a ser efectivo un quinazo contra Elba Esther Gordillo si los maestros se le echaban encima? Sería una afrenta a la imagen de autoridad que Peña Nieto estaba tratando de fabricar con el arresto de La Maestra.
De ahí el por qué de la petición a los gobernadores para que controlaran al SNTE. No había otro motivo.
Lo que falta saber es qué ofreció Peña Nieto a cambio de que los líderes del SNTE se quedaran quietos. ¿No investigarlos?
Al margen, esto quiere decir que tras la fachada del arresto de Elba Esther Gordillo, Enrique Peña Nieto sigue siendo débil. Le teme a las manifestaciones. Sabe que inclusive arrestando a Gordillo la gente lo repudia.
Nada cambia entonces. El quinazo se disipará poco a poco en unos meses y la debilidad de Peña Nieto será evidente una vez más. Y peor, porque ahora la gente verá que ni arrestando a Gordillo dejó Peña Nieto de ser débil.
¿Quieren los maestros realmente democratizar al magisterio? Empiecen a protestar YA.
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