Apenas el 27 de enero el ayuntamiento había anunciado que se asignarían 66 elementos de vigilancia, 30 de ellos pertenecientes a la Policía Montada de Seguridad Pública, para la custodia de los toros, que en Tlacotalpan suelen ser paseados por las calles y luego embalsados, es decir, se les obliga a cruzar el río, lo que algunos no logran y mueren en el intento. Durante todo el recorrido los animales son pateados y golpeados por la multitud, que ve esto como una tradición.
"La intención es que sumemos esfuerzos en aras de que no se dé en ningún momento el maltrato a los astados.
Son 30 montados, y por cada toro son 6 personas que van a estar cerca; son 6 toros, estamos hablando de 36 personas que van a estar en ese sentido" , había comentado el alcalde tlacotalpeño.
No obstante, las fiestas de la Candelaria ya cobraron la primera víctima entre los animales, cuando un toro se ahogó luego de ser arrojado al río por la muchedumbre.
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