El IFE confirmó ayer lo que la izquierda denunció desde antes de las elecciones de 2012 y que el PRI negaba: Que Enrique Peña Nieto rebasó los topes de campaña usando tarjetas Monex.
La izquierda podrá decir "se los dijimos" y darse golpes de pecho, pero la triste realidad es que al PRI le vale. Total; ya está en el poder.
Son dos huecos en la ley los que le permiten al PRI hacer ese tipo de fraudes:
El primero es el hecho de que la fiscalización de las campañas no tiene una fecha límite previa a la calificación electoral. Por consiguiente, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación puede alegar que como aún no hay un reporte de gastos de campaña, no hay evidencia de delitos electorales.
El segundo hueco es el hecho de que el rebasar topes de campaña no es causal de nulidad ni de pérdida del registro del partido político que lo hace. Esto quiere decir que cualquier partido puede rebasar el tope de campaña y no pasa nada. A lo más, una multa que se paga con el dinero del erario que se le da a cada partido político.
Esos dos huecos son los que hicieron posible que el PRI rebasara topes de campaña con dinero ilegal para la campaña de Enrique Peña Nieto sin que les importaran las consecuencias.
La pregunta ahora es; ¿qué va a hacer la izquierda al respecto para tapar los huecos en la ley?
Según Andrés Manuel López Obrador la solución es concientizar a la gente para que no venda su voto. Pero eso a la mera hora no sirve de nada. Vamos, también compró votos el PRI en el Estado de México y un año después de una campaña de concientización, siguieron vendiendo su voto.
¿y Marcelo Ebrard? Aún no regresa del todo a la arena política, pero lo último que supimos es que veía como posibilidad buscar la dirigencia nacional del PRD. Si es así, sería el cargo idóneo para buscar la reforma electoral.
Hago un llamado entonces tanto a López Obrador como a Ebrard para que, desde sus respectivas trincheras y partidos, hagan su principal prioriadad el buscar la reforma electoral que le impida al PRI hacer fraude otra vez con compra de votos y rebase de topes de campaña.
Sin una reforma electoral que tape los dos huecos que le permiten al PRI hacer fraude, cada vez que haya elecciones habrá fraude y la izquierda nunca pasará de ser oposición.
Simplemente concientizar, como propone AMLO, NO resuelve el problema. Se requiere de un cambio legal para forzar a los partidos a repetar la ley.
La ley debe reformarse para que la fiscalización completa de los gastos de campaña de los partidos políticos se finalice a más tardar en un mes después de las elecciones.
Y además la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y la SHCP estarán obligados a investigar las anomalías que se deuncien.
Si hay rebase de topes de campaña, la elección se anula en automático y el partido que incurrió en ese ilícito pierde el registro. Nisiquiera tiene que llegar el caso al tribunal electoral salvo para propósitos de apelación.
Es eso o seguir eternamente quejándonos de lo corruptos y delincuentes que son el PAN y el PRI, mientras la derecha sigue en el poder.
No será sencillo, pero se debe intentar. De lo contrario, México seguirá viviendo sin democracia.
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