Dice la agencia RT que como 7 mil turistas se quisieron subir a la pirámide principal en la zona arqueológica de Tikal, en Guatemala, el 21 de diciembre, le causaron daños prácticamente irreparables.
Se quisieron subir por la jalada del fin del mundo. Que para ver la "celebración del cambio de época" conducida por sacerdotes mayas.
Obviamente ni el mundo se acabó ni pasó nada.
Pero la pirámide de Tikal sí se dañó permanentemente.
Pero los turistas y sus jaladas del fin del mundo y de la nueva era y similares no son los únicos responsables. Son responsables también las autoridades de Guatemala por permitir que la gente se suba a las pirámides.
En Chichén Itzá y en Tulum el INAH solucionó el problema de una manera muy sencilla: No permitiendo que la gente se suba a las pirámides.
¿Lamentable? Sí. Pero necesario si queremos que los monumentos históricos se conserven.
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