Le tomó 12 días a Enrique Peña Nieto para tirar la toalla y admitir que no podrá cumplir con sus promesas de campaña.
No sólo eso; una vez más cayó en el mismo discurso de Felipe Calderón de "no me cabe así que mejor la reparto", alegando que el crecimiento económico de México no depende de él ni de las reformas estructurales que plantea, sino de ¡los tres niveles de gobieno!
Y es que en una gira por Baja California, Peña Nieto dijo ayer, de acuerdo con El Universal, que lograr un mayor crecimiento económico no dependerá de decisiones unilaterales ni exclusivamente de las reformas estructurales que ha planteado.
"Para eso será importante actuar al alcance de alguna reforma estructural, pero no solo depende de ello. No sólo depende de las reformas estructurales, sino de la eficacia que los gobiernos tengan para dar respuesta a necesidades específicas que demandan los sectores productivos del país", dijo Peña.
Lo cual quiere decir que Peña Nieto está admitiendo que las reformas estructuales y sus promesas de campaña no funcinarán, así que mejor el echa la culpa a todo los demás.
Tal y como lo hacía Calderón.
Esa declaración prácticamente da por concluído el sexenio y anuncia que ni habrá crecimiento ni va a cimplir nada de lo que prometió en campaña.
Como eso de que "que tú ganes más."
No hay motivo entonces para aceptar la privatización del sector energético o el resto de las reformas neoliberales que quiere Peña. Al final, no generarán crecimiento.
De hecho, lo que significa que es que no hay motivo para aceptar que el PRI y el PAN sigan en el poder. Al final, los dos son lo mismo y buscan las mismas reformas.
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