Hace bien el gobernador priista de Coahuila, Humberto Moreira, en demandar a Felioe Calderón por la guerra contra el narco ante el tribunal internacional de La Haya. Sin embargo, su demanda será hipócrita si no incluye como co-demandados por cómplice a los legisladores gobernadores del PRI que apoyaron a Calderón en su guerra absurda.
Fueron varias las veces, de hecho, en las que el PRI, tanto desde la tribuna de San Lázaro como desde el Comité Ejecutivo Nacional, en voz de Beatriz Paredes, admitieron que de fié el PRI el que permitió que Calderón pudiera tomar posesión en el cargo.
Vaya, el hermano de Moreira, Rubén, hoy gobernador de Coahuila, dijo desde la tribuna de San Lázaro que Calderón no había ganado las elecciones.
Pero fue la complicidad del PRI la que finalmente hizo posible la guerra contra el narco.
Es más: se llegó al absurdo de que en estados priistas como Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz los gobiernos estatales pedían que no se fueran los militares.
Y eso Moreira no lo puede pasar por alto.
En otros estados, como Nuevo León, los gobiernos estatales priistas siguieron al pie de la letra todas y cada una de las indicaciones que les dio el gobierno federal, cuando debieron haber cuestionado la estrategia.
Peor; ahora Enrique Peña Nieto pretende repetir la fallida estrategia contra el narco de Calderón, pero con cambios meramente de nombre.
Por ejemplo: el que los militares estén en las calles se llama ahora "Gendarmería Nacional." Los operativos conjuntos ahora se llaman "estrategia regional." Y el echarle la bolita a los demás por el desastre en materia de seguridad ahora se llama "coordinación."
Entiendo el dolor de Moreira por la muerte de su hijo, y me parece bien que demande a Felipe Calderón por la guerra contra el narco que llevó a esa tragedia, pero si Moreira se hace de la vista gorda con la complicidad del PRI en esa guerra, estará demostrando hipocresía y que lo que busca no es verdadera justicia, sino hacer grilla.
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