Presento uno de los textos de Pablo Capanna que acompaña a Andrés Manuel López Obrador desde el año 2006, se lo puede calificar como su texto de cabecera. AMLO al lanza ayer la noticia de una reunión secreta donde Carlos Salinas de G., habría sido sustituido por la oligarquía, muestra cómo práctica las enseñanzas de Capanna. Es interesante subrayar que otros políticos de México lo han convertido también en su texto de cabecera, honor que se extiende a otros políticos de América Latina como Fidel Castro, el presidente Hugo Chávez y... varios más.Se trata del siguiente artículo de Pablo Capanna: Las metaconspiraciones.
Pablo Capanna es un estudioso de un tema particular: la ciencia ficción. Su texto aborda un horizonte: el más allá y el más acá de las conspiraciones. Una conspiración es una forma "secreta”, “privada" de público que trata de modificar en favor de tal o cual interés una jugada, hay quienes consideran que la política se puede manejar mediante compló.
Para mediar la importancia en política, en la vida cotidiana, en la vida del alma de la ciencia ficción, corresponde recordar una respuesta que Jacques Lacan dio en 1974 sobre la ciencia ficción en sus relaciones con la ciencia a secas:
¿En nuestros días, que relación existe entre la ciencia y el psicoanálisis?–
Jacques Lacan: Para mí, la única ciencia verdadera, seria, a seguir, es la ciencia-ficción. La otra, la oficial, la que tiene sus altares en los laboratorios, avanza a tientas, sin equilibrio. E incluso, comienza a tener miedo de su propia sombra. Parece que a los sabios les está llegando el momento de la angustia. En sus laboratorios asépticos, en sus batas almidonadas, esos viejos chiquillos que juegan con cosas desconocidas, fabricando aparatos cada vez más complicados e inventando fórmulas cada vez más oscuras, comienzan a preguntarse lo que podrá venir mañana, a dónde nos llevarán finalmente sus investigaciones siempre novedosas. En fin, yo me pregunto ¿y si fuera demasiado tarde? Los biólogos se lo preguntan hoy, o los físicos, los químicos. Para mí, están locos. Aunque ya están en el proceso de cambiarle el rostro al universo, sólo ahora, en el presente se les ocurre preguntarse si por casualidad esto no podría ser peligroso ¿Y si todo saltara? ¿Si las bacterias cultivadas tan amorosamente en los blancos laboratorios se transformaran en enemigos mortales? ¿Y si el mundo fuera barrido por una horda de estas bacterias con toda la mierda que lo habita, comenzando por esos sabios de los laboratorios? A las tres posiciones imposibles de Freud, gobierno, educación, psicoanálisis, yo le agregaría una cuarta, la ciencia. Salvo que los sabios no saben que su posición es insostenible.
Así cerraba la presentación de la serie X Files. Una marca de época:
Si consideramos algunas otras producciones menos taquilleras que Los expedientes secretos X o Matrix, que también jugaban con el tema de las conspiraciones, podríamos considerar que estos productos formaban parte de todo un paquete ideológico. Vale la pena analizarlo porque, en cierto modo, abonaron el terreno para ese reino de la sospecha que se instauró en los Estados Unidos a partir del atentado a las Torres de setiembre de 2001.
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