La reunión entre el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto. estuvo plagada de generarlidades de Obama y de burradas de Peña.
Peña Nieto, por ejemplo, declaró:
"Ve mi gobierno con enorme simpatía la propuesta de la reforma migratoria en EU, y queremos ver en qué podemos ayudar. Queremos contribuir y participar en la reforma migratoria."
¿Su gobierno? ¿Cuál gobierno? Todavía no tiene gobierno. No ha tomado protesta ni ha dicho quién estará en su gabinete. ¿De qué está hablando?
Por otro lado, ni modo que diga que no le simpatiza la idea de una reforma migratoria en Estados Unidos. ¿Y cómo de qué en qué puede ayudar? Sí, seguramente el PRI va a ser la mejor carta de presentación para México ante el electorado de Estados Unidos. ¡Por favor!
Por su parte, Barack Obama dijo:
"Sé que Peña Nieto tiene una ambiciosa agenda de reformas y estamos hablando de cómo fortalecer las relaciones económicas".
Que quiere decir: "Peña Nieto tiene proyectos y estamos hablando de lo que siempre hablamos entre los dos paises."
O dicho de otro modo, no dijo nada.
Y dijo además:
"Lograré una relación firme con Peña Nieto, es una persona que le gusta lograr cosas", indicó Obama.
Al margen de lo pornográfico que sonó eso, ni modo que dijera que le gusta tener fracasos. DUH.
Y eso de que representa lazos firmes con Estados Unidos sólo significa una cosa: "este es nuestro nuevo pelele."
Lo demás fueron las famosas palmaditas en la espalda que dijo Fox: Que méxico es un lider global (aquí Obama debe haber batallado para aguantarse la risa) y que trataron temas de energía y cambio climático. Es decir, lo mismo de siempre.
¿Gana Obama algo con esta reunión? Nada. ¿Gana algo Peña Nieto? Según él, porque cree que así se podrá legitimar.
Está muy equivocado.
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