Mi pregunta es: ¿cómo le hizo la esposa para demostrar que el marido se había pedorreado? ¿Y cómo le hizo para demostrar los decibeles o el buqué de añejamiento?
Lo más gracioso es que el marido haya admitido ante el juez que sí, en efecto se echó un flato.
Ahora los españoles en Valencia tendrán que pensarla dos veces antes de desatorarse un pun.
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