El congreso nacional de MORENA eligió anoche como su dirigente nacional a Andrés Manuel López Obrador.
Esto ocurrió luego de que, por la mañana, Jesús Ramírez Cuevas anunciara a los delegados que AMLO también sería uno de los 200 y pico candidatos que buscaban ser presidente del Consejo Nacional de MORENA.
Eso en sí no debería ser sorpresa. La idea del partido fue de Andrés Manuel y raro sería que no fuera el primer consejero nacional. (Aunque ya escucho a las ardillas de derecha alegando que eso es antidemocrático, y que es el partido familiar del Peje, y tonterías varias por el estilo.)
En todo caso la sorpresa hubiera sido que AMLO no hubiera ganado la elección.
Lo que demuestra la elección de AMLO como dirigente nacional de MORENA es que su capital político sigue siendo alto. Lo desestimaron en la derecha. Pensaron que su carrera político estaba acabada. Pero sigue vigente.
Ahora AMLO debe cuidar su capital polítoco, porque siendo dirigente nacional de MORENA, se daría pia a medio undo para alegar que sólo AMLO es responsable de lo que ocurra con Morena.
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