Subo este artículo,¿Por qué Chávez?Por Jean-Luc Mélenchon* e Ignacio Ramonet, debido a un hecho, las elecciones de Venezuela tocan, entre otros temas, un aspecto que concierne al psicoanálisis: el despliegue de lo uno en lo multiple, hay del uno en lo diverso, en lo multiple, p.e., en Venezuela el presidente Chávez pasó y pasa,hoy, ya por alrededor de 15 procesos electorales, en 1 perdió y reconoció sus resultados -se trataba de un plesbicito-. Es decir a diferencia de lo que muchos políticos e intelectuales del cuarto poder del estado: los monopolios mediáticos desde Televisa, Letras Libres hasta el periódico Clarín, el monopolio mediático existente tambien en la misma Venezuela; a diferencia corresponde indicar, que nos guste o no su política, Chávez es solo lo uno sostenido en lo múltiple.
Esta cuestión de lo Uno en lo multiple -propuestas desplegadas por Jacques Lacan y G.Deleuze- afecta al movimiento democrático de México que trata de sobrevivir a la reciente "derrota" sufrida en las elecciones presidenciales del 2012. Se trata de pasar de la conducción del Uno que "todo" lo decide a un movimiento donde lo Uno sea multiple y se multiplique. Un caso atroz del ejercicio de ese UNO que "todo" lo decide se vivió en la TV de Argentina, el año pasado fueron entrevistadas, en vivo y en directo, Jesusa y Liliana quienes están comprometidas con el proceso democrático encabezado por AMLO, sin embargo, en ese programa de TV no dijeron está boca es mía respecto de AMLO, a pesar de que hablaron de la política en México ¿A qué se debió ? El UNO debe autorizar "todo" lo que se dice, él puede hablar a nombre de "todos", mientras que los miembros de ese "todo" no pueden hacerlo, así pierde lo múltiple y gana solo el UNO. Algo semejante ocurrió en el Zócalo cuando dias después de que Amlo estrenó su cuenta en twiter el UNO impidio que en el templete se mostrará una manta con su dirección en esa red social. Una forma del UNO es la "pequeña" burocracia que en los movimientos sociales se atribuye interpretar o hacer o tomar decisiones a nombre del UNO".
¿Por qué Chávez?Por Jean-Luc Mélenchon* e Ignacio Ramonet, -periódico Página12,Bs.As.,Argentina
Hugo Chávez es sin duda el jefe de Estado más difamado en el mundo. Al acercarse la elección presidencial del 7 de octubre, esas difamaciones se tornan cada vez más infames. Tanto en Caracas como en Francia y en otros países. Atestiguan la desesperación de los adversarios de la Revolución Bolivariana ante la perspectiva (que las encuestas parecen confirmar) de una nueva victoria electoral de Chávez. Un dirigente político debe ser valorado por sus actos, no por los rumores vehiculados en su contra. Los candidatos hacen promesas para ser elegidos: pocos son los que, una vez electos, las cumplen. Desde el principio, la promesa electoral de Chávez fue muy clara: trabajar en beneficio de los pobres, o sea –en aquel entonces– la mayoría de los venezolanos. Y cumplió su palabra.
Chávez hizo que la voluntad política prevaleciera. Domesticó los mercados, detuvo la ofensiva neoliberal y, posteriormente, mediante la implicación popular, hizo que el Estado se reapropiara de los sectores estratégicos de la economía. Recuperó la soberanía nacional. Y con ella, ha procedido a la redistribución de la riqueza, en favor de los servicios públicos y de los olvidados.
Políticas sociales, inversión pública, nacionalizaciones, reforma agraria, casi pleno empleo, salario mínimo, imperativos ecológicos, acceso a la vivienda, derecho a la salud, a la educación, a la jubilación... Chávez también se dedicó a la construcción de un Estado moderno. Ha puesto en marcha una ambiciosa política del ordenamiento del territorio: carreteras, ferrocarriles, puertos, represas, gasoductos, oleoductos.
En materia de política exterior apostó por la integración latinoamericana y privilegió los ejes Sur-Sur, al mismo tiempo que imponía a los Estados Unidos una relación basada en el respe-cto mutuo... El impulso de Venezuela ha desencadenado una verdadera ola de revoluciones progresistas en América latina, convirtiendo este continente en un ejemplar islote de resistencia de izquierdas alzado en contra de los estragos del neoliberalismo.
Tal huracán de cambios ha volteado las estructuras tradicionales del poder y acarreado la refundación de una sociedad que hasta entonces había sido jerárquica, vertical, elitesca. Esto sólo podía desencadenar el odio de las clases dominantes, convencidas de ser las legítimas dueñas del país. Son estas clases burguesas las que, con sus amigos protectores de Washington, vienen financiando las grandes campañas de difamación contra Chávez. Hasta llegaron a organizar –en alianza con los grandes medios que les pertenecen– un golpe de Estado el 11 de abril de 2002.
Estas campañas continúan hoy en día y ciertos sectores políticos y mediáticos europeos se encargan de corearlas. Asumiendo –lamentablemente– la repetición como si fuera una demostración, los espíritus simples acaban creyendo que Hugo Chávez estaría encarnando “un régimen dictatorial en el que no hay libertad de expresión”.
Pero los hechos son tozudos. ¿Alguien ha visto un “régimen dictatorial” ensanchar los límites de la democracia en vez de restringirlos? ¿Y otorgar el derecho de voto a millones de personas hasta entonces excluidas? Las elecciones en Venezuela sólo ocurrían cada cuatro años, Chávez organiza más de una por año (14 en 13 años), en condiciones de legalidad democrática, reconocidas por la ONU, la Unión Europea, la OEA, el Centro Carter, etcétera. Chávez demuestra que se puede construir el socialismo en libertad y democracia. Y convierte incluso ese carácter democrático en una condición para el proceso de transformación social. Chávez ha probado su respeto al veredicto del pueblo, renunciando a una reforma constitucional rechazada por los electores vía referéndum en 2007. No es casual que la Foundation for Democratic Advancement (FDA), de Canadá, en un estudio publicado en 2011, situara entonces a Venezuela en el primer lugar de los países que respetan la Justicia Electoral.
El gobierno de Hugo Chávez dedica el 43,2 por ciento del presupuesto a las políticas sociales. Resultado: la tasa de mortalidad infantil ha sido dividida por dos. El analfabetismo, erradicado. El número de docentes, multiplicado por cinco (de 65.000 a 350.000). El país presenta el mejor coeficiente de Gini (que mide la de- sigualdad) de América latina. En su informe de enero de 2012, la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepalc, un organismo de la ONU) establece que Venezuela es el país sudamericano que –junto con Ecuador–, entre 1996 y 2010 ha logrado la mayor reducción de la tasa de pobreza. Finalmente el instituto norteamericano de sondeos Gallup ubica al país de Hugo Chávez como la 6ª nación “más feliz del mundo”.
Lo más escandaloso, en la actual campaña de difamación, es pretender que la libertad de expresión esté constreñida en Venezuela. La verdad es que el sector privado, hostil a Chávez, controla allí ampliamente los medios de comunicación. Cada cual puede comprobarlo. De 111 canales de televisión, 61 son privados, 37 comunitarios y 13 públicos. Con la particularidad de que la parte de la audiencia de los canales públicos no pasa del 5,4 por ciento, mientras que la de los privados supera el 61 por ciento... Mismo escenario para los medios radiales. Y el 80 por ciento de la prensa escrita está en manos de la oposición, siendo los dos diarios más influyentes –El Universal y El Nacional– adversos al gobierno.
Nada es perfecto, por supuesto, en la Venezuela bolivariana, ¿dónde existe un régimen perfecto? Pero nada justifica esas campañas de mentiras y de odio. La nueva Venezuela es la punta de lanza de la ola democrática que, en América latina, ha barrido con los regímenes oligárquicos de nueve países, apenas caído el Muro de Berlín, cuando algunos vaticinaban “el fin de la historia” y “el choque de las civilizaciones” como horizontes únicos para la humanidad.
La Venezuela bolivariana es una fuente de inspiración de la que nos nutrimos, sin ceguera, sin inocencia. Con el orgullo, sin embargo, de estar del buen lado de la barricada y de reservar los golpes para el malévolo imperio de los Estados Unidos, sus tan estrechamente protegidas vitrinas del Medio Oriente y donde quiera reinen el dinero y los privilegios. ¿Por qué Chávez despierta tanto resentimiento en sus adversarios? Indudablemente porque, tal como lo hizo Bolívar, ha sabido emancipar a su pueblo de la resignación. Y abrirle el apetito por lo imposible.
*Copresidente del Partido de Izquierda, diputado europeo; presidente de la Asociación Mémoire des Luttes (Memoria de las Luchas), presidente honorífico de Attac.
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