En 2007, la policía estatal del Estado de México, al mando de Enrique Peña Nieto, detuvo sin justificación, y además inventándole cargos, al indígena Mazahua Hugo Sánchez en el municipio de Villa Victoria.
Lo acusaron de secuestrar a dos adolescentes cuatro meses antes. Esto porque un día después de detenerlo sin orden judicial, le mostraron su foto a las dos plagiadas. Primero dijeron que era él y luego se retractaron.
No era él. El día del secuestro, y esto se pudo demostrar, Sánchez estaba de visita con su abuela.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminó ayer que la obtención ilícita de prueba contra Sánchez, por parte de la policía de Peña Nieto, vició todo el procedimiento, por lo cual absolvieron a Hugo Sánchez, ya que no se acreditó que fuera responsable del secuestro.
Los medios en México casi no mencionaron el hecho de que este caso se derivó de un abuso de la policía de Peña Nieto. De hecho, ninguno hizo la conexión. Reforma se limitó a decir que Sánchez fue detenido por la policía estatal de Edomex.
Pero la realidad es que se trataba de la policía de Peña Nieto, la cual se dedicó a fabricar un culpable mientras la inseguridad en Edomex se disparaba.
¿A eso es a lo que le tira México con el PRI en el gobierno federal? ¿Al encarcelamiento de gente inocente a manos de la policía de Peña Nieto?
El gobierno de Edomex debe reparar el daño que le hicieron a Sánchez, y Peña Nieto debe responder por lo que hizo ante las autoridades. Y si eso no sucede por el fuero que tendrá a partir del primero de diciembre, se le debe denunciar ante instancias internacionales para que sus desplantes autoritarios no queden impunes.
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