José Eduardo Moreira, hijo mayor de Humberto Moreira, ex gobernador priista de Coahuila y ex dirigente nacional del PRI, fue encontrado asesinado a balazos ayer por la noche.
De acuerdo con La Jornada, se manejó la versión de que el asesinato fue una reacción del crimen organizado por las acciones del gobierno federal.
Según José Cárdenas, una fuente autorizada afirmó que el asesinato fue una represalia de los Zetas por la recaptura de Zetas fugados del penal de Piedras Negras.
Sea cual sea la causa del asesinato, el mensaje que deja es muy claro: Los que mandan no son ni el gobierno federal ni el gobierno estatal.
El mensaje, además, fue especificamente para el PRI.
Con lo cual lo que tenemos es que el de Enrique Peña Nieto ya es un Estado fallido desde antes de llegar al poder.
Y lo que son las ironías. Horas antes de que fuera encontrado el cadáver de José Eduardo Moreira, Enrique Peña Nieto se reunió durante más de 4 horas con Calderón para que el panista le presumiera los "logros" en materia de seguridad pública.
En esa reunión estuvo presente el equipo de seguridad y gobernación de Peña Nieto: Luis Videgaray Caso, Miguel Ángel Osorio Chong, Roberto Campa Cifrián, Alfredo Castillo Cervantes, y Jorge Carlos Ramírez Marín.
Todos ellos ya son parte de un estado fallido desde antes de que lleguen al poder. El Estado fallido viene de Calderón, desde luego, pero son los priistas los que lo van a continuar.
Porque, la verdad, ¿qué va a hacer distinto Peña Nieto de lo que ya hizo Calderón? Nada. Al contrario: pretende continuar con la guerra contra el narco de Calderón.
Peor aún: si el PRI no puede proteger ni a sus correligionarios, mucho menos podrá proteger al resto del país.
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