La reforma laboral enviada por Felipe Calderón a la Cámara de Diputados como iniciativa preferencial es el primer pago de facturas que tendrá que hacer el PRI al ex candidato presidencial panista por haber sido su cómplice en el fraude electoral de Enrique Peña Nieto.
Calderón pudo haber parado en seco el fraude de Peña Nieto simplemente ordenando de inmediato que la CNBV y la SCHP entregaran al IFE y al TEPJF la información financiera de la campaña del PRI. Pero no lo hizo a pesar de que el IFE solicitó la información.
Dudo que haya actuado de esa manera de gratis.
Ahora queda claro por qué: porque va a cobrar facturas por medio de la aprobación haiga sido como haiga sido de las reformas privatizadoras.
¿Y qué va a hacer el PRI? ¿Negarse luego de que Calderón le permitió a Peña Nieto hacer fraude y encima le dio todas las facilidades para que el Tribunal Electoral no tuviera las evidencias de sus movimientos financieros?
Qué bueno que hay una izquierda en el congreso dispuesta a oponerse a la cochinada que quiere hacer Calderón como cobro de facturas al PRI. Porque esta es apenas la primera. Faltan la reforma energética y la fiscal. Todas esas, Calderón se las quiere colgar de medalla.
Y al PRI no le queda otra más que apoquinar porque, mire usted lo que son las cosas: el TEPJF habrá convalidado el fraude de Peña Nieto, pero la FEPADE todavía no, y tiene investigaciones abiertas por el caso Monex.
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