Desde hace varios días el PAN ha estado insistiendo en que se debe aprobar la reforma laboral porque le da transparencia a los sindicatos.
Ese es el anzuelo del PAN. Hacerle creer a la gente que eso es lo único tiene la reforma laboral; que no se toca nada más. Vaya, el ardid fue usado ayer por la secretaria federal del trabajo, Rosalinda Vélez.
Ayer, por ejemplo, en comparecencia ante la comisión del trabajo de la Cámara de Diputados, Vélez hizo precisamente ese alegato. Pero Martí Batres le reviró echándole en cara que la reforma afecta los derechos de los trabajadores porque incluye medidas como el despido sin notificación.
No es la única razón. Hace unos días Batres dijo con toda claridad que la reforma laboral impide que se logre generar antigüedad en una empresa, que establece el pago por hora para reducir el pago a los trabajadores, y cosas por el estilo.
Bueno, pues todo eso no lo dice el PAN.
Ahora bie, como el PRI sabe que la reforma es un ataque artero a los trabajadores, pretende hacerle creer a la gente que está en desacuerdo con la reforma por los aspectos sindicales, los cuales, la verdad, son lo menos importante de la reforma.
Por ejemplo, ayer en la comparecencia de Vélez, el tesorero petrolero, Ricardo Aldana, hizo una bonita pantomima quejándose de que la reforma trastocaría los derechos de los trabajadores (por "trabajadores" entiéndase a Carlos Romero Deschaps y al propi Aldana) y advirtió que a causa de reformas laborales en España se han provcado huelgas, manifestaciones, crisis, y devaluaciones. También preguntó cómo afectará la reforma a la libertad sindical.
Con lo cual ya queda claro cómo van a engañar el PAN y el PRI al público en el tema laboral.
Básicamente el PAN va a decir que el único cambio es con lo de los sindicatos. Y el PRI va a decir "bueno, quiten lo de los sindicatos", declarará que es un triunfo de los trabajadores, y agarraditos de la mano el PAN y el PRI aprobarán la nefasta reforma laboral que vulnerará a los derechos de los trabajadores.
De esa manera el PAN y el PRI logran sus dos objetivos: explotar más a los trabajadores y mantener intactos los privilegios de los caciques sindicales.
A eso se reduce el engaño del PRI y del PAN con la reforma laboral.
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