Lo lógico hubiera sido que luego de supuestamente "ganar" (en ralidad compró) la elección presidencial, Enrique Peña Nieto hubiera dado una gira por el país. De hecho, supuestamente daría una gira por país empezando por Durango.
Pero no: sólo fue a Durango y luego suspendió la gira. Supongo que porque donde se hubiera parado hubieran habido manifestaciones en su contra.
La salida fácil para Peña Nieto, entonces, fue irse mejor a dar una gira por Centro y Sudamérica, donde, debe haber pensado su equipo, no le mentarían la madre.
No fue exactamente el caso. Mauricio Funes de El Salavador, y Daniel Ortega de Nicaragua le tiraron a Peña Nieto un diplomático dedo, dejando claro que si quiere legitimidad, ellos no se la van a dar.
El resto de la gira de Peña Nieto ha sido un constante intercambio de lambisconerías con gobiernos que tienen intereses comerciales con México.
Tal vez por eso es que la gira de Peña Nieto ha pasado completamente desapercibida, sólo con notas de medios plegados al PRI.
Digo esto porque la gira de Peña Nieto simplemente no está en el discurso político actual. Se habla de deudas esttales, de inseguridad, de la reforma laboral, y en general de temas locales apremiantes. Pero a la gira de Peña Nieto para tratar de legitimarse nadie la pela.
"¿Y entonces por qué hablas de ella?" me preguntarán algunos. Pues precisamente para contrarrestar la propaganda que le pretenden hacer a Peña Nieto en los medios lambiscones con el PRI.
Y para dejar claro que la legitimidad no se consigue en el exterior, sino con política interior, cosa que Peña Nieto nunca va a lograr.
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