En entrevista para el diario El País, Marcelo Ebrard dejó clara su postura en contra del PAN y del PRI, y también dio su punt de vista respecto a lo que la izquierda necesita para poder ganar las elecciones en 2018.
Respecto a Felipe Calderón y el PRI dijo que es "una cosa escandalosa" la buena relación que llevan, y que sí cree que existe el PRIAN.
Respecto a su búsqueda por la candidatura en 2018 dijo que su estrategia sería la siguiente:
Que a partir del de diciembre visitará los estados de la República, invitará a mucha gente a participar en su proyecto de izquierdas y a no pensar en términos de partidos tradicionales porque no funcionaría.
Indicó además que su proyecto va vinculado a una experiencia de gobierno, y no sólo a canalizar la inconformidad.
"Hay que construir una izquierda para gobernar, no para protestar".
Esto lo que quiere decir es que Marcelo no va a hacer una campaña basada en ideología, sino en los resultados que tuvo la izquierda en el DF como gobierno.
Tiene sentido si lo que busca Marcelo es convencer a la clase media y al electorado de los estados donde tradicionalmente no se vota por la izquierda. Los del norte, por ejemplo.
Pero hay un problema con esa estrategia: para bien o para mal, un sector importante de la izquierda sí se va más por la ideología que por los datos duros.
Ese es precisamente el sector que apoya a Andrés Manuel López Obrador. Los que se van más por la idea genérica de los principios y dejan en segundo plano lo que debería ser la principal herramienta de convencimiento de la izquierda.
Por otro lado, no puede la izquierda abandonar la protesta. Sí: la izquierda debe aspirar a gobernar, pero la protesta es una de sus herramientas más importantes.
Lázaro Cárdenas, por ejeplo, se valió de la simpatía de los trabajadores, a quienes apoyó en sus huelgas, para tener el respaldo social para la expropiación petrolera.
La protesta, por lo tanto, no puede excluirse de la identidad de la izquierda. Aunque, eso sí, debe usarse con inteligencia para evitar que el recurso caiga en el desgaste.
En otras palabras, lo que Marcelo debe corregir es evitar excluir de su plataforma la protesta (vamos, ¿no es protesta decir que es un escándalo la relación PRI-PAN?) y acercarse no sólo a la clase media, sino también buscar convencer a la izquierda que se basa más en ideología.
Es decir, acercarse más a lo que hace Andrés Manuel López Obrador, pero sin perder de vista la búsqueda del voto de la clase media.
Pienso que si AMLO y Marcelo hacen una alianza estratégica para 2018, sea quien sea de los dos el candidato, la mezcla de la ideología de izquierda de AMLO, y los datos duros del progreso en el DF con la izquierda de Marcelo, serán lo que podrá sacar al PRI del poder e impedir que el PAN regrese.
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