Durante meses las encuestas, particularmente GEA-ISA, de Milenio, insistieron en una supuesta ventaja de 20 puntos de Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador.
Apenas la semana pasada, las encuestas le daban 15%, 12% y en el punto más bajo 10% de ventaja a Peña Nieto.
Ayer, las encuestas de salida le dieron 10% de ventaja a Peña Nieto.
Vaya, los conteos rápidos del IFE (que son esencialmente una encuesta hecha con 5% del PREP) le daban una ventaja de entre 7% y 8.7% a Peña Nieto. ¡Los conteos rápidos del IFE!
Pero de acuerdo con el PREP, con 81% de las actas contabilizadas, la ventaja de Peña Nieto es de 4.97%.
Esto sin considerar las actas que tuvieron errores y las que se podrían impugnar debido a los flagrantes delitos electorales que se cometieron en estas elecciones.
¿Cómo van a explicar esto las encuestas? ¿Cómo lo van a explicar en el IFE? No tanto por los números de Peña Nieto, sino por los de López Obrador, que están muy por encima de lo que dijeron las encuestas y el IFE que tendría.
Y OJO: aún faltan los conteos distritales, donde los números pueden cambiar aún más.
El hecho es que ninguna encuesta, ni por asomo, se acercó a los resultados que está arrojando el PREP. Bueno, si hubieron 3: Las que daban empate técnico: Reforma (la del 4%), Berumen e Ipsos. Es decir, las que más fueron atacadas por el resto de los medios por cuestionar la supuesta ventaja de 20 puntos de Peña Nieto.
El electorado mexicano hará bien en no volver a confiar en Mitofsky, GEA-ISA, Covarrubias, Parametría, María de las Heras y encuestas por el estilo. Simplemente perdieron su credibilidad.
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