Quien lee diez siglos en la historia
y no la cierra al ver las mismas cosas,
siempre con distinta fecha,
las mismas guerras, los mismos nombres,
los mismos errores
León Felipe
La
sabia voz del poeta hispano alumbra en la distancia, retumba en la conciencia,
aunque hoy nuestra actitud debe ser muy otra. No podemos cerrar sólo porque sí
las páginas de la historia, pretenderlo es un error.
Otro
era el tiempo, otra la edad del poeta, el trasiego de los días que nos carcome
y pone en mil actitudes.
Pienso
en esto hoy, cuando veo las cosas de mi tierra. Las mismas cosas, los mismos
nombres…
¿Dónde nos encontramos?
Entre el año nuevo comcáac
y la ceremonia del
desierto o’odham
que son: El florecimiento de las pitahayas, el
inicio de las lluvias
el
renacimiento del desierto y de la vida de su gente.
pero
ya no como antes.
Los agricultores de la sierra,
que siguen celebrando la existencia
y los dones divinos y del maíz
saben claramente que el ciclo ha
variado profundamente
y ése no es el único de los riesgos
del presente,
por eso cantar y bailar para algunos sigue
teniendo significado,
mientras para otros todo se va desvaneciendo en
sus contornos y en su esencia.
Hemos destruido mundos y culturas, territorios
y recursos.
Bosques de pino, de mezquite y de sahuaro,
bosques de encino y toda la vida contenida en ellos está siendo arrasada.
Nuestro
esquema de vida no es duradero,
prolongamos la agonía,
Pero no remediamos los problemas de fondo.
Grandes y graves planes hay por todo nuestro
alrededor
En la agricultura y ganadería, de químicos y
transgénicos:
hay
más planes de los que nos han confesado o nos hemos podido enterar.
Hemos entregado la minería a potencias
extranjeras, el comercio, y muchas cosas más.
Planes y acuerdos no nos toman en cuenta a la
mayoría
Y
todo es difícil de remediar, sobre todo si no se intenta.
Algunas de las cosas que dieron sentido a la
independencia y la revolución,
tienen
que ser construidas de nuevo.
Aunque no todos se dan cuenta, deciden darse
cuenta, o hacer algo al respecto.
Estar
equivocado y vivir feliz, a pesar de los pesares,
para muchos es algo más seguro
que el abismo de la conciencia y la
ubicuidad.
Hace más de cien años la gente comenzó a
exclamar
Sufragio
Efectivo, No Reelección.
Hoy muchos dicen Sufragio Efectivo, No a la Imposición ,
Lo
que a mí me suena como reelección de algo
que no ha mejorado en su forma de
ser.
Es más, la forma de ser pierde importancia, y
lo importante parece ser la forma.
Como muchos escuché a la gente decir: Voy a
votar por él,
para tener un presidente guapo.
“Guaponer
una demanda…” se me antojaba decir, entre otras muchas ideas.
Como veo las cosas me da la impresión de que el
hijo adolescente hizo un berrinche,
por el autoritarismo de un papá, más bien
decrépito. El papá le prestó el carro al hijo por
doce añitos, para compensarlo por los malos
ratos y los prolongados tragos amargos.
El hijo hizo sus desmanes y al doceavo año se
cansó de la travesura del poder
y regresó las llaves.
Y
no encontró forma digna de pedirle perdón a papá,
por lo que finalmente se puso de rodillas y
pidió perdón, rabiando entre dientes.
Yo
tengo una credencial muy práctica que me sirve en los bancos y en los
autoservicios, principalmente; a veces la uso
para otros trámites,
pero fuera de eso ahora me doy
cuenta de que en realidad
no sirve para nada.
Menos en un mundo de simulación:
¿En qué ciudad un tubo aparece por la mañana,
lo cuidan los perros todo el día
y desaparece por la noche? Hasta parece fábula
de Esopo.
Se desataron las luchas por el agua y es como
si peleáramos por un baldecito de agua
para la sed de un desierto en vías de
calentamiento global.
Esto
es el cuento de nunca acabar, lo que arreglamos por un día
nos lo descomponen por la noche.
Las sólidas instituciones, fruto de la lucha
armada, se nos han venido desgüanzando,
Estamos inseguros y sin seguros,
sobre-devaluados y concesionados.
Estrenamos de lujo equipos y armamento, carros
de distintos tamaños, cascos,
escudos
y tácticas.
El sistema electoral tiene un pequeño problema:
apesta, y si apesta
es
porque trae algo podrido dentro, hay que limpiarlo de pies a cabeza.
Y si éste que era un logro todavía hace algunas
semanas, hoy es una evidencia
más del fracaso del sistema político /
económico y social.
Claro
que las cosas están para llorar,
pero no por eso nos hemos de soltar llorando,
sin
embargo se vale llorar, si el llanto aclara nuestra conciencia
y
nos hace mover los pies.
La apuesta es en realidad muy incómoda.
Apostarle siempre a la paciencia, la excesiva
tolerancia, el miedo, el temor, el confort,
la seguridad que da el marido pegón o la mujer
celosa,
o cualesquiera de las variantes con que con cierto sentido del humor tratemos
de ver
la
realidad,
son tan sólo metáforas de las señales de un
desastre que no queremos comprender.
Todo está conectado, aunque no queramos ver la
conexión en sí.
El incendio de la guardería,
Las
guerras del narco,
las
pugnas por el poder, la corrupción, el ocultamiento,
los
negocios chuecos al amparo del estado y sus filiales,
los negocios familiares con cartas de
recomendación oficial.
Los hilos ocultos y cada vez más posible de
este poder corrompido por años.
Por
eso el temor y la desconfianza a las redes sociales que nos ayudan a ver.
¿Quién le dio poder a los hombres de las
calcomanías de alas verdes?
¿Quién contrató gente para ejercer amenazas,
intimidar y otras prácticas aún vigentes?
La ceguera de esta lucha es no medir las
consecuencias
de
confrontarnos unos a otros y hacernos enemigos mutuos,
mientras los administradores del poder se
reparten las regalías para un nuevo ciclo,
igual de descompuesto como horas antes.
No puedo evitarlo, soy un pesimista
optimista, sé que los resentimientos
de quienes creen seguro el poder, pueden ser
altamente nefastos.
Conjuremos con todas nuestras energías el
oscurantismo,
Conjuremos a las aves malsanas del
poder policiaco y militar.
Creo que como muchos no deseamos
escuchar el sonido
de los helicópteros sobre nuestras
cabezas, sabiendo que no nos van a ayudar.
Muchas veces me he preguntado de qué privilegio
gozamos
Al no sufrir tan despiadadamente de gas
lacrimógeno, chorros de agua,
escudos y toletes. No porque podamos desear
algo así,
sino
porque entre todos debemos evitarlo.
Que si falla el camión, que si está muy cara la
luz, que si el súper te traiciona,
que
si los políticos ganan demasiado, hacen muy poco y aún nos mienten.
Ese es el riesgo de la ruptura de este aparente
desarrollo sustentable con que
nos
han querido arrullar.
La verdad es que no vendrá nada ni nadie a
salvarnos de nosotros mismos,
si antes no hacemos algo por nosotros mismos,
nosotros mismos.
¡Propuestas! ¡Planes! ¡Proyectos! ¡Decisión!
Todos
podemos gritar cosas así y esperar que las cosas cambien…
Me temo que así no podrán ser las cosas, luego
entonces: Dialoguemos, escuchemos
ideas y propuestas, no adjetivos e insultos,
aunque se nos derramen de la garganta.
Tratemos
de ser mejores gentes, en cualquier partido puede haber gente con
ética y conciencia, ejérzanla sanamente, no
están obligados a agachar siempre
la cabeza por un proyecto político que en
realidad no nos incluye a todos.
Sólo así nos salvaremos de romper puertas y
ventanas, buscando un nuevo horizonte.
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