Dos fuertes golpes al PRI el día de ayer respecto al caso Monex, el cual involucra lavado de dinero para la campaña de Enrique Peña Nieto:
1. El diario Reforma revela que la empresa Alkino, única que reconoce el PRI como contratada por ese partido para obtener las tarjetas de Monex, obtuvo las tarjetas por medio de otra empresa llamada Atama, la cual fue señalada desde la semana pasada por Andrés Manuel López Obrador como empresa fantasma para triangular dinero a Inizzio, a su vez empresa fantasma. ¿La respuesta del PRI? Que ellos firmaron con Alkino y no con Atama. Pero al parecer nunca se molestaron en revisar cómo le hacía Alkino para conseguir las tarjetas de Monex.
2. Andrés Manuel López Obrador da a conocer los testimonios de más de 4 mil personas en Tabasco que admitieron que les dieron tarjetas de Monex con 4 mil pesos a cada uno en promedio. En total, el PRI habría gastado 20 millones de pesos nadamás en Tabasco. ¿Cuánto gastó en todo el país entonces? 20 millones es practicamente la tercera parte de lo que el PRI dice que gastaron a nivel nacional.
¿Y cuál es la respuesta del PRI? Repetir una vez más que son mentiras y que no hay pruebas, como si repetir una mentira una y otra vez la hiciera verdad.
Ah, y además el PRI tiene el descaro de acusar a AMLO de mentir.
Que el PRI conteste lo siguiente: ¿Por qué necesitaba contratar a una empresa, y pagarle millones de pesos, para comprar unas tarjetas Monex cuando el secretario de finanzas del PRI lo pudo haber hecho directamente y sin intermediarios, transparentando de esa manera sus gastos? ¿No dicen que es gasto ordinario del PRI?
No tiene sentido. A menos de que el objetivo hubiera sido en efecto rebasar los topes de campaña con dinero triangulado y de esa manera lavarlo, curándose en salud con empresas fantasmas a las cuales culpar si los cachaban.
No se gasten entonces Pedro Joaquín Coldwell, Jesús Murillo Karam y Jorge Carlos Ramírez Marín en estar diciendo mentiras para tapar el cochinero priista, porque ante los ojos del público lo único que logran es quedar en ridículo.
¿O por qué creen que ahora la estrategia del PRI es decir "pero es que todos somos iguales"? Pues porque nadie les cree que no hayan violado la ley.
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