Ayer por la noche el PAN declaró que los votos en la elección presidencial estuvieron bien contados pero que hubo irregularidades como compra de voto y rebase de topes de campaña.
Mintieron, desde luego. Tan no estuvieron bien contados los votos que se tuvo que recontar más de la mitad de las casillas y el IFE admitió que había errores en casi todas.
Pero lo que llama la atención es lo que llama la atención es que dijeron de las irregularidades en la elección.
Según Gustavo Madero, en la elección presidencial hubo irregularidades rebase de tope de gastos de campaña, de aportaciones privadas, mecanismos paralelos de financiamiento, compra de votos, participación de gobiernos estatales y municipales y manejo parcial de medios.
Es decir, todo lo que dice desde hace más de una semana Andrés Manuel López Obrador.
La diferencia, es que Madero no presentó las pruebas que tiene el PAN. Quien sí ha presentado pruebas es AMLO.
Precisamente por esto es que llama la atención que, hasta el momento de redactar esta columna, se perfile que el PAN no aceptará ir en alianza con el PRD para impugnar la elección presidencial.
Lo cual indica que las denuncias del PAN contra el PRI en realidad son de dientes para afuera. Para que parezca que de verdad piensan hacer algo al respecto cuando en realidad no parece que quieran hacer algo.
Más bien suena a que el PAN se está tratando de vender caro para negociar con el PRI.
La pregunta es ¿va de verdad el PAN a traicionar a los que votaron por ellos dejando la elección sin impugnar?
Que responda el PAN.
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