Los gobernantes mexicanos son célebres por hacer obras estúpidas, inútiles y onerosas. Ahí está la carísima Estela de Luz de Calderón. Pero la cereza en el pastel es el monumento al tubo que el gobierno panista de Sonora construyó en la plaza de los Cien Años, en el centro de la ciudad. (Sigue...)
El monumento conmemora la construcción del Acueducto Independencia que traerá agua de la presa El Novillo (en el sur del estado) hasta Hermosillo, con un costo de 3 mil millones de pesos. Esta ha sido la magna obra del gobernador Guillermo Padrés, quien no ha tenido recato en desacatar varios amparos interpuestos contra la construcción de la obra, sin que el Poder Judicial ni el Gobierno Federal se atrevan a obligarlo a cumplir las resoluciones de los tribunales.
Lo más escandaloso del monumento al tubo es que el acueducto no quedará listo para mediados de este año, como prometió el gobierno estatal, sino hasta octubre, cuando haya pasado la agresiva temporada de verano en la capital sonorense. Además, hay información no corroborada de que la tubería y el tejabán que lo protege de los rayos del sol tuvieron un costo de 10 millones de pesos, mientras diariamente los estudiantes de la Unison y los transeuntes se arriesgan a ser atropellados al tratar de cruzar los siete carriles del boulevard Rosales, ya que no hay un puente peatonal para facilitar el cruce.
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