Petróleo y democracia por Horacio
González*
*Sociólogo, director de la
Biblioteca Nacional de la República Argentina, miembro fundador del espacio
kirchnerista “Carta Abierta”, artículo publicado en el periódico Página 12 18/04/2012
Las medidas de democratización
financiera, recomposición empresaria, soberanía energética, federalismo no
estamental y autonomismo nacional que la presidenta tomó sobre YPF pueden –y
deben– significar una nueva perspectiva para la hipótesis general de una sociedad
argentina emancipada. Los atributos de una democracia capaz de revisar con más
fuerza las rigideces y desigualdades de nuestra sociedad siempre tuvieron que
ver con la cuestión petrolífera. Esta no fue sólo una cuestión de tecnología,
perforación y metros cúbicos, sino también de sentido de la economía compartida
y equitativamente distribuida.
Y un poco más allá, de un llamado a
construcciones políticas novedosas enraizadas en la conciencia colectiva.
YPF [Yacimientos Petrolíferos Fiscales]no se equivocaba, desde sus
orígenes, en ninguna de las tres letras que forman su sigla. Yacimiento,
que significaba la economía descubierta en las napas profundas del territorio y
una sutil apelación a lo que "subyace" y hay que recobrar;
petrolífero, porque la vieja y enigmática palabra que ya tiene varios siglos de
antigüedad significaba el óleo que viniendo de rocas y huesos milenarios
irrumpía en la era del capitalismo para definir, a favor o en contra, la suerte
de los pueblos. En cuanto a "Fiscales", la expresión hoy
suena un poco anacrónica o dislocada, entre tanta diversificación de su uso y
de tantas teorías del Estado de decisión
y de no decisión. Pero no era así cuando en la época de Yrigoyen se le puso
nombre. Fiscal significaba el poder público democrático operante,
construyendo escuelas, viviendas, incluso poblaciones enteras y empresas
fundadas en el interés público. Y aún hoy debe seguir significando eso.
La expresión Repsol obedece en
cambio a un impulso publicitario de la globalización, de la cual son
especialistas las agencias de creación de significantes deshabitados. Fueron
tomados de una pequeña empresa de lubricantes española (Repesa), y lo
completaron con la palabra "Sol", la del astro, dijeron sus
creadores, que "identifica a España en las culturas del norte". He
aquí un caso en que una sigla con tres consonantes que sólo atípicamente pueden
conjugarse y que son fonéticamente impronunciables de seguido, YPF, pero que se
torna un trípode lingüístico de vasta resonancia social y histórica, mientras
que poco puede significar una idea publicitaria alrededor del astro rey, que
apenas nos dice lo que todo pueblo ha pensado de manera inmemorial sobre el
sol. Pero en este caso se le agrega un pequeño pigmento suplementario, en el
que ni querríamos esforzarnos para verle una resonancia, si bien lejana,
añoradamente imperial.
Nuestra España no es eso, sino un
debate sobre la lengua, y un oído argentino siempre presto a escuchar a un
Miguel Hernández, Cansinos Assens, Antonio Machado, Jiménez de Azúa, Claudio
Sánchez Albornoz o Francisco Ayala, cada uno de ellos maestros en su tema y
maestros de muchos argentinos.
YPF fue tema notorio de Raúl
Scalabrini Ortiz, que lo toma como argumento central de sus escritos de la
época frondizista [Arturo Frondizi, ex presidente “desarrollista” –en un debate
sobre quién debería encarnar la parte empresarial extranjera en los nuevos
convenios–, y mucho antes fue palabra oscura lugoniana [Leopoldo Lugones]. Este
gran autor argentino y hombre desdichado contribuye al golpe del 30 contra
Yrigoyen, criticando erradamente el "estanco petrolífero", pues así
llamaba a la política del Gral. Mosconi, a la que le agregaba la crítica de que
se había realizado un acuerdo con la compañía petrolífera soviética. Mosconi
influyó en la creación de ANCAP, la compañía energética uruguaya, y de YPFB, la
compañía boliviana, que en algún momento expropió establecimientos de la
Standard Oil.
Por su parte, el Conselho
Nacional do Petróleo, antecedente de Petrobrás, no poco le debe también a
Mosconi, que era ingeniero militar y también ingeniero civil. Fue también el
petróleo, notorio tema de Arturo Frondizi, que en 1954 publica Petróleo y
política, un libro de gran significación en la historia de la ideas argentinas,
de posiciones estatistas y nacionalizadoras –luego abandonadas– y que se
inspiraba en reflexiones que no poco tomaban de un marxismo de "estructuras
y superestructuras", desnutrido de mejores lazos con una imaginación
social de mayor espesura, pero una gran novedad entonces por provenir del
ámbito político del cual participaba esta notoria y ambigua figura política.
Al comienzo del siglo XX no era
ignorado el petróleo en la publicista argentina. Jorge Newbery y el ingeniero
Tierry, en 1910, publican el primer libro argentino sobre petróleo, cuya
redición en la década pasada lleva prólogo de Fernando Solanas [cineasta] y
Félix Herrero.
El golpe de 1955 tuvo también
escenas petrolíferas sobre las cuales meditar hoy. Se recuerda la discusión en
ese año sobre los contratos con la empresa California, subsidiaria de la
Standard Oil, contratos que Perón defiende, Frondizi en su momento critica, y
los golpistas lo toman como pretexto para sus acciones (el Gral. Lonardi anula
ese convenio; poco después, Perón, en su opúsculo Del poder al exilio lo
justifica con argumentos desarrollistas –la necesidad de inversiones
extranjeras– pero asemeja su caída a la del primer ministro Mossaddeg, de Irán,
que en 1953 había intentado nacionalizar el petróleo y es derrocado por
acciones cuyo origen tenían el sello de los intereses británicos y
estadunidenses.
La cuestión petrolífera nunca
fue, ni en Argentina ni en ninguna otra parte, un hecho solamente de
dimensiones ingenieriles, tecnológicas y empresariales. Todo eso principalmente
lo es, pero la significación del petróleo –como la del oro– adquiere fuertes
simbolismos y nos lleva a la relación entre la economía del subsuelo natural
hacia las regiones de la cultura crítica y la historia de las ideas.
"Petróleo" es una pieza retórica fundamental de la modernidad, como
el ejemplo de los diques y aviones que daba Heidegger en La pregunta por la técnica
o el estudio de la simbología del oro que se puede leer en El capital, de Marx.
Decir petróleo es dar el nombre de una antigua encrucijada cultural en nuestro
país, al que se le dice "país con
petróleo pero no petrolífero". No cambia con esta sutileza la
cuestión.
El petróleo, motivo de guerras,
luchas empresariales, golpes de Estado, creación de naciones ficticias y puesta
en rediscusión la era de los imperialismos, es una categoría intelectual del
pensamiento político, demasiadas veces central en la comprensión de los
acontecimientos históricos. No porque se trata de un determinismo que haría
elemental cualquier razonamiento que no se base en él, sino al contrario,
porque allí se sintetizan múltiples determinaciones de la conciencia pública y
de la cimentación democrática, esto es, de nuestra sociodicea liberacionista.
Con la medida anunciada por la
Presidenta, que es audaz y prudente al mismo tiempo, se liberan nuevas
discusiones que involucran al conjunto del tejido histórico nacional. La íntima
relación de esta decisión petrolífera la vemos tanto con la creación de una
economía pública democrática, autosustentable y de tecnologías sobre las que
puedan pesar decisiones autónomas, como con la primicia que aún está latente en
la sociedad nacional, su lógica política emanciparía registrada en todos los
planos de la acción colectiva.
En el de la política, la cultura,
la lengua, los frentes sociales que laboren el espíritu público
democráticamente movilizado y la cuestión nacional, siempre viva, tratada no
con cerrazones de la racionalidad instrumental revestida de abstractas
leyendas, sino con el verdadero carácter de las epopeyas que saben innovarse a
sí mismas, en su pedagogía, en sus poéticas y en sus convocatorias a la vida
intelectual y popular. Esto, en su triple dimensión de saber social, saber
técnico y saber simbólico. Ni más ni menos que una nueva conjunción de la
naturaleza con la historia nos depara esta significativa decisión sobre la
cuestión petrolífera en Argentina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario