Dan comienzo las formalidades, se presenta a los invitados. La tremenda ovación para López Obrador contrasta con la rechifla recibida por Barttlet de parte de propios y extraños: "¡Fuera!, ¡No te queremos!", "¡Fiu, fiu, fiu, fiu, fiu!". Los de traje y los de las camisetas de Morena, coinciden. La BUAP se menciona: la mitad de los estudiantes responden con gritos de júbilo. "Trae porra la BUAP" dice el presentador. AMLO toma el micrófono, celebra la pluralidad de la Universidad Iberoamericana, agradece la invitación y se dice doblemente gustoso por exponer sus tesis en el Alma Mater de su compañera, quien se lleva también una calurosa bienvenida por parte de la audiencia. Trajes y camisetas vuelve a coincidir mientras la Sra. Gutiérrez Müller levanta los brazos contenta. Ninguno de los grupos lo había notado: pueden estar viendo a la próxima primera dama del país. "Pues mejor ella que la Gaviota" se escucha decir a alguien en un murmullo. El discurso comienza. Muchos se sientan en el piso para no distraer la atención con el cansancio. Los jóvenes estudiantes escuchan, toman notas. Las camisetas asienten, aplauden. Los trajes disienten murmurando. Se establece un diálogo indirecto entre los comentarios al margen de unos y otros. Se explican contextos, se plantean ideologías, se hacen notar diferencias y coincidencias. Hay puntos que no se pueden rebatir. Hay puntos que se deben aclarar con muchos 'cómos' y no tantos 'porqués'. Las camisetas van pensando en ayudar a un pueblo con hambre. Los trajes buscan ayudarse a ellos mismos, y la propuesta no les convence: no ganan nada. Al menos hay algo del diálogo indirecto que reconocen con respetuoso silencio: no hay apuntadores, ni teleprompters, ni notas en un fólder, sólo la claridad de ideas que da la convicción en lo que se habla. |
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