Cuando Hugo Chávez no le quiso renovar la concesión de TV abierta a RCTV, fue un escandalazo. "¡Censura! ¡Dictador!" gritaron en la derecha en México.
¿La razón de Chávez para no renovar la concesión? Oficialmente, por haber participado en el golpe de estado en su contra. Extraoficialmente, porque no le gustaban los contenidos de RCTV.
En México, Felipe Calderón dio la orden a SCT para no renovarle a MVS la concesión de la frecuencia de 2.5 Gigahertz, misma que MVS necesitaba para comercializar internet de banda ancha.
¿La razón de SCT? Oficialmente, que antes la frecuencia se usaba para TV y radio restringidos, pero que ahora también se usa para telefonía móvil, y como MVS no tiene esquema de telefonía móvil, entonces mejor no le renueva la frecuencia.
Extraoficialmente la razón es otra: Felipe Calderón sigue molesto por la pregunta de Carmen Aristegui sobre el alcoholismo del ex candidato presidencial panista, mismo enojo que, supongo, debe haber revivido hace unos días que Carmen Aristegui leyó al aire en su programa de radio un fragmento del libro de Julio Scherer, Calderón de Cuerpo Entero, con una declaración de Manuel Espino precisamente hablando sobre el gusto de Calderón por la bebida.
Y claro; es en MVS donde Josefina Vázquez Mota ha hecho el ridículo y donde AMLO ha tenido espacio para hablar sin problema.
La misma derecha que tildó a Hugo Chávez de dictador y autoritario por no haberle renovado la concesión a RSCT es la misma derecha que ahora, si quiere ser congruente, debe tachar de dictador y autoritario a Felipe Calderón por no renovarle la concesión de banda ancha a MVS.
De lo contrario, demostrarán ser unos hipócritas.
Qué diferencia de AMLO, quien propone abrir todas las concesiones que sean técnicamente posibles para telecomunicaciones siempre y cuando no estén todas en algunas manos.
Por eso mejor AMLO 2012.
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