lunes, 30 de enero de 2012

Lineamientos de MORENA Cultura (documento completo)

Lineamientos del movimiento

Nuestro punto de partida es que ante “la degradación de la sociedad, el desmantelamiento de las instituciones públicas, la destrucción de la naturaleza, la desigualdad, la corrupción, la deshumanización, la concentración del poder y de la riqueza, es imprescindible e impostergable que en México se realice un profundo cambio” en todos los campos: el político, el socioeconómico y, de manera fundamental, el cultural y moral.

México está situado entre los primeros países del mundo por su diversidad cultural y biológica. La cultura abarca todas las formas de convivencia, los valores, las visiones del mundo, los modos de pensar y de vivir, así como expresiones el arte y del saber, del pensamiento y la imaginación, incluidas las lenguas, costumbres, saberes, tradiciones y patrimonio que nos han legado los pueblos originarios.

La cultura es, en rigor, nuestra peculiar manera de estar en el mundo. En la multiplicidad de sus expresiones es una construcción colectiva, en la que desembocan las verdaderas creaciones individuales. Es por eso que, frente al intento de someterla a los imperativos del mercado y el dinero, reivindicamos su excepcionalidad humana.

Nos pronunciamos por una visión de lo cultural que se sustente en los siguientes lineamientos:

1) Universalidad. La cultura es un bien de todos, en tanto creadores y receptores de sus frutos. No debe prevalecer ninguna exclusión, sino el reconocimiento del derecho de todos al acceso a la cultura. Se trata de un derecho que no puede estar sujeto a criterios de rentabilidad, sino a los de vital satisfactor social. Este enfoque se aparta de la visión liberal-conservadora y de la despótica ilustrada que fomenta el uso esteticista y academicista de la cultura, centrada en las llamadas “bellas artes”.

2) Libertad. Es inaceptable cualquier restricción a la libertad de crear y transmitir los resultados de esa creación. Esto implica la cancelación de toda manifestación de “cultura oficial”. El Estado está obligado a fomentar la cultura, pero bajo límites claros al intervencionismo estatal y según criterios que debemos definir democráticamente entre todos. Se debe garantizar la participación democrática en la toma de decisiones públicas en materia de cultura. La democratización de la cultura exige el reconocimiento de los derechos de los públicos, el de los creadores y el de los promotores por encima de las inercias burocráticas. Debemos impulsar la participación social en la toma de decisiones públicas en materia de cultura, como expresión sustantiva del ejercicio democrático inherente a su propio espíritu.

En este ámbito no caben los propósitos y metas del neoliberalismo que, sobre todo en las últimas décadas, han promovido más bien la cultura de la opresión y el embrutecimiento, el consumismo, la subordinación y la destrucción planetaria a escalas nunca vistas.

3) Diversidad. La cultura expresa la diversidad de nuestras concepciones y modos de vida. Este carácter no es un problema ni un obstáculo, sino una enorme riqueza de los mexicanos. Históricamente la diversidad cultural de México está asociada de modo señalado (aunque no exclusivamente) con la presencia de los conglomerados indígenas que se extienden por casi toda la geografía del país. Las políticas de los gobiernos priistas y panistas no han resuelto con justicia las cuestiones que implica la diversidad y, en cambio, han sido extremadamente homogeneizadoras y destructoras de culturas.

Con la autonomía reclamada por los pueblos indígenas no sólo se afirma su derecho a existir, sino a autodeterminarse en nuevas condiciones democráticas y de igualdad. La autonomía amplía la plataforma de libertades, incorporando el vasto campo de los derechos colectivos, armonizados con el ejercicio de los derechos individuales. Pero se deben evitar enfoques meramente culturalistas, atacando simultáneamente las dos dimensiones de la desigualdad: la socioeconómica y la sociocultural. Apoyamos plenamente el espíritu de los “Acuerdos de San Andrés” y reclamamos retomar su senda emancipadora y descolonizadora, en el entendido de que su núcleo democrático e incluyente favorece la vida cultural del país en su conjunto.

4) Cultura y valores. La actividad cultural no sólo produce obras, sino además sentidos, sentimientos y, sobre todo, valores. Estos valores se fundan en principios y normas que se organizan como sistemas morales, los que tienen impacto en nuestras prácticas individuales y colectivas. Ciertamente, la crisis que vive México no es sólo económica y política: tiene que ver también con la pérdida de valores fundamentales, y su sustitución por otros que provocan o incrementan la descomposición y la desorganización de la sociedad. La actual crisis de valores tiene su origen en los principios neoliberales, asumidos por una oligarquía, que justifican el individualismo, la desigualdad social, el abuso de poder y la antidemocracia. En los últimos lustros, esta minoría enquistada en el poder, intenta hacer aceptable las ideas, los sentimientos y las reglas que derivan de su modo de vida y, al mismo tiempo, pretende desplazar todas aquellas tradiciones, costumbres y valores populares que se le oponen.

Se quiere imponer un sistema moral sustentado en la “religión” del dinero y la ganancia fácil, que rinde culto al “dios” de la globalización y los negocios, y que sacrifica en su altar a la naturaleza y a las personas. Frente a esto, asumimos una concepción fundada en lo mejor de nuestras tradiciones de solidaridad, fraternidad, reciprocidad, interés por el otro, normas de convivencia comunitaria en sus diversas escalas (desde el barrio y la comunidad hasta la región y la nación). La actividad cultural tiene un papel fundamental en la tarea colectiva de impulsar esta nueva moral pública, que a un tiempo sea solidaria y emancipadora, tomando como punto de partida nuestras propias raíces.

En el marco de esa moral pública, para nosotros es vital e irrenunciable el sostenimiento de la laicidad del Estado mexicano, legado del liberalismo mexicano y de las luchas progresistas de nuestro pueblo, como principio rector de la República y garantía fundamental del ejercicio de las libertades.

5) Cultura y patrimonio A pesar del enorme y variado patrimonio cultural de nuestro país, los gobiernos neoliberales han manejado la cultura como un mero “nicho de oportunidad” para hacer negocios. Debemos fomentar y proteger el extraordinario patrimonio cultural material e intangible de los mexicanos. Esto incluye el patrimonio arquitectónico, arqueológico y natural, con sus más de veinte sitios culturales y naturales considerados por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, los cerca de 200 mil sitios arqueológicos, los 110 mil monumentos históricos y 25 mil bienes artísticos. También comprende a las instituciones (ellas mismas un patrimonio del país) encargadas de la investigación, la conservación y el resguardo de dicho patrimonio —es decir el INAH y el INBA—, que son una heredad del pueblo mexicano y no meras dependencias burocráticas sujetas a las veleidades de los directores en turno.

6) Cultura, educación y desarrollo social. Es necesario hacer a un lado la visión de que la cultura se limita sólo al arte y el entretenimiento. Cultura, educación (incluyendo ciencia y tecnología) y desarrollo social deben articularse y formar un sistema integrado. La separación artificial entre cultura y educación, corresponde a un negativo modelo formativo que está conduciendo a la exclusión de la filosofía y las humanidades de nuestras escuelas. Requerimos una política cultural transversal que potencie nuestro sistema educativo y favorezca el desarrollo social de todos los mexicanos, dando lugar a un nuevo sentido cívico, de la legalidad, la equidad y el respeto a la dignidad de los ciudadanos.

7) Cultura y seguridad. Para las izquierdas, la cultura es un elemento fundamental en la construcción de cohesión e identidad de la sociedad mexicana. La cultura genera contenido social a la acciones de prevención del delito, al propiciar la correcta apropiación colectiva del espacio público y la regeneración del tejido social; al ofrecer alternativas efectivas de inclusión comunitaria, democrática y participativa entre los públicos y creadores, y al garantizar mecanismos integrales de convivencia y colaboración inteligente —por tanto de amable corresponsabilidad— entre las fuerzas del orden y los públicos participantes. Rechazamos totalmente la sangrienta e inútil guerra de Calderón y su gobierno ilegítimo.

8) Cultura y economía. La cultura brinda un contenido distintivo a un importante número de actividades relacionadas con la economía de servicios, como son nuestros atractivos turísticos, nuestros servicios gastronómicos, nuestra extraordinaria oferta museística, teatral, cinematográfica, literaria, musical, nuestras ferias y fiestas regionales, etcétera. La cultura forma parte de los procesos económicos, genera riquezas y puestos de trabajo.

La actividad cultural ha devenido en industrias culturales. Y en esa condición, los grandes centros de poder mundial y las corporaciones transnacionales pugnan por convertir la esfera cultural en ámbito puramente mercantil, sometido además a sus organismos reguladores de comercio. Así, no sólo buscan mercantilizar la cultura, sino también despojar a los Estados, especialmente del Sur dependiente, de sus facultades soberanas para proteger, fomentar y enriquecer sus sistemas y procesos culturales de acuerdo con sus tradiciones y proyecto propio. Ante ello, reivindicamos el principio de la “excepcionalidad de la cultura”, en la medida en que ésta no es una mera mercancía, sino sustancia fundamental de la vida social.

Todo lo anterior lo afirmamos y reivindicamos en el marco de la lucha que emprendemos en dirección al cambio verdadero que reclama la mayoría del pueblo mexicano. Son principios para el combate y la lucha concreta, para la acción política. Queremos no sólo “alternancia”, sino una alternativa que implique un real cambio de régimen y el inicio vigoroso de un cambio civilizatorio.

No lo hacemos con estrecho espíritu gremial o sectorial. Lo hacemos por la democracia, por la justicia y la igualdad para todos, por la libertad, por la regeneración de la República.

Documento aprobado por la asamblea de Morena Cultura, el 28 de enero de 2012.

http://morenacultura.mx/

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