Ni mal renunció Humberto Moreira a la dirigencia nacional del PRI cuando varios membretes priistas anunciaron su apoyo para Pedro Joaquín Coldwell como dirigente nacional de ese partido.
Coldwell es un ex funcionario priista de esos de relleno. Fue director del FONATUR con Salinas, luego secretario de turismo, también con Salinas, y luego embajador de Cuba con Zedillo. Actualmente es Senador.
Tiene otra medallita: lo acusaron de haber filtrado información, en 2007, para perjudicar a la campaña de Enrique Jackson por la presidencia nacional del PRI. La información que presuntamente había filtrado Coldwell era que la comparsa de Jackson, quien iría por la secretaría general del PRI, Sara Latife, era dueña de un table dance en Cozumel.
Al final, en 2007, perdió Jackson y ganó Beatriz Paredes.
No es la única vez que se ha acusado a Coldwell de operar contra priistas. De hecho, el pasado 23 de noviembre una columna en el diario Impacto lo acusó de haber operado contra Humberto Moreira callándose deliberadamente la información de que los cambios a la convocatoria para la candidatura del PRI que hizo Moreira sí eran legales, ya que Moreira tenía el poder para hacerlo siendo presidente nacional del PRI.
Coldwell se habría esperado hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tenía a Moreira contra la pared para decir finalmente que el cambio en la convocatoria era legal. Esto a pesar de que durante 7 días Moreir afue atacado por la pensa y por priistas como Francisco Labastida por haber hecho ese cambio.
La pregunta es: Si Coldwell operó para meterle una zancadilla a Moreira ¿quién lo respalda?
Ahora bien, apenas un día antes de que Moreira renunciara, el ahora ex dirigente nacional priista le dijo a la prensa que no iba a dejar el cargo. ¿Qué pasó entonces? ¿Ya la sacadera de trapos al sol fue desde el PRI?
Porque si de verdad al PRI le importara un cacahuate la mala reputación, no se hubieran aliado con Elba Esther Gordillo ni estaría Arturo Montiel tan cerca de cada evento de Enrique Peña Nieto.
Es de dudarse que Coldwell haya actuado a motu proprio. Y es para preguntarse si lo que estamos viendo es la nueva mano de Salinas en el PRI.
Por eso mejor AMLO 2012.
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