Cada semana en México hay razones suficientes y aspirantes haciendo
fila para ser nombrados El pendejo de la semana. Los méritos
extraordinarios de Enrique Peña Nieto para repetir en esta ocasión
exceden las expectativas de un pendejo común y corriente, y merecían una
exhausta revisión para ser el primero en repetir: Se los dijimos.
En esta ocasión no viene solo. En su discurso de aceptación del pendejo
de la semana, el ex gobernador del Estado de México y candidato único
del PRI a la presidencia, deberá agradecer a su staff, familia y amigos,
quien ayudaron a meterlo más en el agujero mediático al que se aventó
sin paracaídas.
Vayamos por partes. Ya era “casi” presidente. Gran pendejada. En un
ejercicio de soberbia inmensa por parte de EPN y su equipo, apoyado en
una de las más jodidas tradiciones del priismo conocida como la cargada,
se incorporó a discurso oficial la idea de que cualquier crítica al PRI
era “un ataque a la democracia, a las instituciones y parte de una
guerra de lodo”. Traducido, pues es ya mejor aguantarse, es ya
inevitable que las elecciones solo sirvan para “obedecer el mandato de
los mexicanos” y que cualquiera que abriera la boca sería considerado un
traidor a la causa del elegido que viene a rescatar a México de la
oscuridad y la guerra.
Poses de Luis Miguel back in 1976, confeti y acarreados
cerraron el evento con la familia real televisiva rodeando al candidato,
donde una cantidad innumerable de paleros aplaudían un discurso mas
hueco que el cerebro detrás del copete. La experiencia que vendría
después no la esperaba ningún analista con los modelos más complicados.
Es doloroso presenciar la escalda de pendejadas vertidas por Peña Nieto
en la Feria Internacional del libro, pero es aún más increíble la
respuesta de quienes defendían a toda costa la pobre respuesta de quien
habiendo presentado un libro no puede enumerar tres que lo hayan
marcado. Tres pinches libros que lo van a seguir hasta el último de sus
días, se acuerde o no de ellos.
Respondió que los libros que más lo han marcado han sido algunos
pasajes de la Biblia, La Silla del Águila (Fuentes, 2003) -que atribuyó
incorrectamente a Enrique Krauze-, así como libros de Jeffrey Archer y
de Enrique Serna; y aunque añadió que no podía "señalar un libro que
haya marcado de manera específica mi vocación”, decidió incluir La
Inoportuna Muerte del Presidente (Acle Tomasini, 2011).
La Insoportable Levedad del Gel. ¿Cómo es posible escribir sin
necesidad de leer? Los sospechosos comunes en el canal de televisión que
todos ven le restaron importancia. Su familia fue aún más allá. Aquí
las menciones honoríficas:
Paulina Peña Pretelini: Hija del primer matrimonio Enrique Peña Nieto
que en un “acto natural” para defender a su padre retuiteó una pendejada
de su novio cub mirrrey. Por ser “menor de edad” se le pasa el insulto
velado siendo que es la edad perfecta para nalguearla para que aprenda
la lección.
Luis Videgaray Caso y equipo de Peña Nieto: ¡Son los Post-its, estúpidos!
Carlos Loret de Mola y Adela Micha: Se nota para quien trabajan. "Leer
es irrelevante a la hora de Gobernar" es la manera que explica como la
televisión reina en México.
Hay quienes pudieran pensar que Enrique Peña Nieto es todo menos
pendejo. El cuidado que se ha hecho de su imagen habla por sí solo: ¡Ese
hombre no puede ser un pendejo! Es casi blasfemo llegar a pensar que un
hombre con esa seguridad y aplomo pudiera cometer alguna pendejada.
Enrique Peña Nieto no podría hacerlo. Sería en todo caso, hasta pasado
de listo tratando de componer cifras y números en la muy bien orquestada
campaña en donde al ex gobernador del Estado de México se le muestra
como un hombre lleno de logros certificados y virtudes mágicas para
componer los problemas del país. Un guía predestinado a recuperar la
tranquilidad robada por la guerra sin sentido iniciada por los gobiernos
del PAN en una serie de actos meticulosamente coreografiados en donde
todo se vale, inclusive recurrir a la libertad poética y al maquillaje
de cicatrices que no deje duda de que es él quien sabe hacerlo.
La semana pasada la revista The Economist publicó un reporte
sobre las cifras que Enrique Peña Nieto habría presentado para
aparentar haber reducido el crimen en el estado de México en casi un
50%. Cual sería su sorpresa al descubrir que alguien se tomó la molestia
de comparar cifras y cuestionarlas en una de las publicaciones con
mayor prestigio mundial. Según Peña Nieto, “Uno de los logros más
ilustrativos que hemos tenido es la reducción en la tasa de homicidios
dolosos por cada 100 mil habitantes, al pasar de 16.5 en 2005 a 7.6 en
2010”.
La revista no solo demostró lo incorrecto de los datos, también obligó
a aceptar publicamente que habían sido falseados, excusándose con la
diferencia de metodologías usadas. Ante la evidente pendejada al virtual
candidato del PRI no le quedó más que aceptar que, en efecto la revista
estaba en lo cierto, pero no porque se hubiera mentido, sino por una
diferencia metodológica. Imaginen que sería la primera vez que un
gobernador del estado de México quisiera agarrar de pendejos a sus
ciudadanos
Este tipo de pendejadas no pasan desapercibida,y mucho menos en el
contexto de la eminente designación de Peña como candidato de su
partido, decisiones tan arriesgadas que no pasan por escritorios de
pendejillos que escriben discursos, no. Estas son pendejadas mayores.
Ninguna cifra va sin verificar y alguien tuvo que tomar la decisión que
por “metodologías diferentes” se recortaran de un plumazo, delitos que
harían ver mejor esa cara al llenarse de regocijo ante el escenario
faraónico del sexto informe de gobierno y poder así recibir una ovación
de pie. Saludo de palma ladeada y abrazo institucional al publico de por
medio.
Un error de metodología ´pudiera ser un error “menor” en un virtual
candidato que tiene las encuestas a su favor y que es meramente un
trámite el pasar por una elección que parece fácil ganar. Así que hay
que asegurar que se gane y no quede duda del triunfo. Es por eso que el
grupo de 45 diputados
del Estado de México se han estado asegurado en San Lázaro de contener
por todos los medios posibles la reforma política y que ha manipulado
incluso a diputados de otros partidos para evitar que tener que lidiar
con la ciudadanía y con temas que la revolución institucionalizada se
encargó de desterrar con el sufragio efectivo y la no reelección. No
quisiera llamar al estrado de los pendejos a la diputada del PRD que se
sumó al grupo que negó la posibilidad de la reelección legislativa y
municipal pero queda registrada su participación.
Enrique Peña Nieto y su partido apuestan a que los datos no se leen ni
se discuten y que los mexicanos somos pendejos. Esto evidencia una vez
más los viejos hábitos disfrazados de nuevos y envueltos en un papel
brillante dentro de una caja que emite imágenes de una telenovela épica.
Es desafortunadamente, la idea que tienen los políticos de los
ciudadanos como tú y yo.
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