El llamado Día Mundial de la Lucha contra el SIDA es un recordatorio de que aún falta mucho, muchísimo camino por recorrer, no sólo para encontrar una cura eficaz contra la enfermedad, y posteriormente hacerla accesible a todos aquellos que la padecen; sino también, y no menos importante, en el campo de las ideas, para librar la batalla definitiva contra los prejuicios que siguen causando tanto o más devastación que el propio síndrome.
"La homofobia mata más que el SIDA", han dicho algunos, y aunque suene excesivo hacer tal comparación, lo cierto es que la discriminación de que son objeto quienes padecen la enfermedad, tiene sus raíces en prejuicios sexuales principalmente, pero en general en un desconocimiento rampante de lo que es y no es el SIDA.
El SIDA NO ES una enfermedad "de homosexuales". Así han querido categorizarla ciertos grupos conservadores que impulsan su propia agenda de discriminación y lucha contra los derechos de las minorías.
El SIDA NO se "contagia". Se TRANSMITE. Nadie puede contagiarse de SIDA simplemente por estar a un lado de una persona que tiene la enfermedad. Por ridículo que parezca, esto es algo que siguen sosteniendo algunos ignorantes, que perpetúan la cadena de desinformación alrededor del padecimiento.
El SIDA NO ES una "moda" macabra, en el sentido de que no es algo temporal, ni magnificado a propósito como la epidemia de influenza de 2009. Es una enfermedad real, que llegó para quedarse por largo tiempo entre nosotros, y en la medida que todos nos informemos mejor sobre ella, estaremos mejor equipados para luchar en su contra.
En memoria de los 35 millones de personas que han muerto a causa del SIDA en todo el mundo.
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