Erich Moncada | Blog de Izquierda
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, propuso legalizar algunas drogas suaves e invito al resto de los gobiernos del mundo a replantear la prohibición que opera desde 1909.
El primer mandatario dijo, en entrevista para el rotativo inglés The Observer, que el cambio de paradigma sólo será posible si existe una coordinación internacional; pero fue enfático al negarse a encabezar el movimiento de reforma "porque sería crucificado". Sin embargo, sí mostró disposición en participar en la discusión por el impacto que las drogas han tenído sobre su nación.
Santos comentó que estaría dispuesto a ir más allá de legalizar la mariguana, para considerar hasta la cocaína, aunque mostró reservas sobre otras sustancias como la morfina y la heroína.
El mandatario cuestionó el doble discurso de los Estados Unidos, que por un lado es el principal impulsor de las políticas prohibicionistas pero algunos de sus estados, como California, han adoptado políticas totalmente contrarias y tendientes a la regulación de la cannabis.
La postura del presidente rompe radicalmente con el legado de su antecesor y mentor político, Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) quien se convirtió en uno de los más activos enemigos de las drogas ilícitas.
El expresidente Uribe se opuso tajantemente a la propuesta de Santos y en su cuenta de Twitter la calificó como un "juego peligroso", implorándole a la ciudadanía impedir cualquier intento de legalizar la distribución de estas sustancias.
“Legalizar es traer peligro en TODAS las calles para jovenes. Inseguridad aumenta, ética y valores se afectan, no hay futuro”, advirtió Uribe Vélez.
A pesar del millonario apoyo económico que le brinda Estados Unidos a Colombia para erradicar los cultivos de coca, a través del Plan Colombia, la nación sudamericana sigue manteniéndose como la principal productora de cocaína en el mundo.
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