En la Grecia antigua, la práctica del ostracismo contribuía a mantener la paz social. En toda aventura humana debe haber culpables, no como un acto de venganza, sino como un acto de catarsis para el pueblo. El “ganador” de la votación en la Grecia antigua, era condenado al exilio por 10 años y tenía hasta 10 días para recoger sus pertenencias y largarse.
En 1994, los mismos medios que le ayudaron a llegar a la presidencia mediante el fraude, le aplicaron el ostracismo a Carlos Salinas, eso le dio cierto margen de maniobra a Zedillo y por ende su operación “cicatriz” de reconciliación nacional fue exitosa.
Desde antes del 2006 los medios oficiales se han empeñado en mantener una campaña de desprestigio en contra de Andrés Manuel López Obrador. Solo la fuerza y tenacidad de la base ciudadana y su calidad moral, evitaron que se lograra el ostracismo total de AMLO.
La primera batalla se ha ganado. Andrés Manuel será el candidato de la izquierda y merece gobernar cuando gane nuevamente la elección en el 2012. Desafortunadamente el pueblo necesita una catarsis, una limpia de estos años de sangre y violencia. Visto así, el ostracismo de los primeros cuadros del PAN no sería una venganza, sería el primer acto de la reconciliación nacional. Como los ciudadanos modernos no somos los que votamos para señalar a la “persona non grata”, esperemos que los medios asuman su responsabilidad; con la mitad de la saña que usaron para denostar a López Obrador basta.
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