Durante semanas, Occupy Wall Street pretendió ser un movimiento pacífico que buscaba cambiar el sistema económico de Estados Unidos.
Pero nunca dijeron cómo pensaban hacerlo. Aparte de acampar en un parque cruzando la calle de la bolsa de valores de Nueva York y de hacer mitines para "crear consenso", nunca hicieron una verdadera organización política para generar cambios por medio del voto.
En ese sentido, hay que admitir que les ganaron por mucho los del Tea Party, que no es más que un membrete de los Republicanos, pero que se difrazó de manifestación popular. La diferencia es que el Tea Party sí tuvo una organización política y sí lograron darle la mayoría en la cámara baja del congreso y varias gubernaturas a los Republicanos.
Esta falta de organización política es precisamente lo que aprovechó la policía de Nueva York para desalojar a Occupy Wall Street del parque Zuccotti hace unos días. Muy pacifistas y muy alternativos, pero sin organización política el sistema se los traga.
Hoy los manifestantes de Occupy Wall Street intentaron entrar a la fuerza a la bolsa de valores, y se los impidió la policía. Luego pretendieron instalarse otra vez en el parque Zuccotti, y los arrestaron.
De esa manera, Occupy Wall Street pasó del pacifismo pasaron a la confrontación física... y perdieron.
Que sirva de lección para los izquierdistas mexicanos. No se puede pretender ganarle al sistema con puro pacifismo —estilo Javier Sicilia— sin una organización poítica.
En ese sentido, es muy inteligente la nueva estrategia política de Andrés Manuel López Obrador de ofrecer conciliación, amor y fraternidad. Lo hace porque sabe que tiene una fuerte organización política que podrá responder en caso de que le quieran jugar chueco nuevamente.
No quiero comparar a la estrategua de AMLO con la frase de Theodore Roosevelt "Speak softly and carry a big stick" (habla suave y lleva un gran garrote) porque no es lo mismo (la de Roosevelt era una frase imperialista, y lo de AMLO es una estrategia autenticamente de conciliación). Pero en los hechos funciona más o menos igual; AMLO ofrece conciliación y fraternidad, pero sus adversarios saben que detrás de AMLO hay tanto apoyo popular y una organización política tan fuerte, que, primero, se verían miserables si atacaran a quien promueve la conciliación. Y segundo si lo llegaran a atacar, tendrían una respuesta fuertísima de un movimiento político perfectamente bien organizado para defenderse.
Desde el principio critiqué a Occupy Wall Street por su falta de organización política. Ahora compruebo que no me equivoqué. Si Occupy Wall Street hubiera tenido la inteligencia que tuvo AMLO para organizarse politicamente, tal vez hubieran logrado algo.
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