Por Martín Vélez
El Sr. Calderón dice que encabeza un gobierno que “no nada de muertito” frente al crimen organizado. En esta ocasión, resulta imposible no conceder la razón al ocupante de Los Pinos. El Lic. Calderón no nada de muertito, nada, como ya lo han dicho otros, en un mar de muertitos.
Los asesores del discurso de Calderón deben trabajar un poco más. Resulta muy desafortunado que, con la boca del ocupante de la presidencia, se mencione la palabra muerte en cualquiera de sus formas. ¿Cómo que “muertito” en los labios de quien será, irremediablemente, señalado por la historia como el causante del río de sangre que nos inunda? (50,000 víctimas mortales, y contando, a un promedio de 6 litros de sangre por persona, dan para un tanque de 300,000 litros. Es la sangre de los muertitos, que ya no nadan, ni caminan, ni nada).
Pero, si aceptamos que Calderón no nada de muertito, ¿Cómo lo hace, entonces? ¿Estilo libre, mariposa, pecho o espalda? Mmmmm… parece que ninguno de los éstos. Si utilizara cualquiera de esas formas (digamos que “estrategias”), el gobierno partiera de un punto y se dirigiera hacia otro, una meta, por ejemplo. Pero el estilo, la estrategia, la forma de “nadar”, no parece llevar al país hacia ninguna parte; como si estuviera el gobierno nadando de perrito. Como aquellos principiantes, nadadores ineptos, que a duras penas, merced a mucho esfuerzo, logran mantenerse a flote imitando el nado del mejor amigo del hombre, sin conseguir avance alguno.
No sólo ha aumentado, duplicándose, el consumo de drogas. También el cultivo de enervantes ha aumentado: según reportes de agencias internacionales México se ha convertido en el segundo productor mundial de opio, sólo después de Afganistán. El cultivo de mariguana ha crecido también. El poder económico y político de los capos crece a la vista de todos ¡A la vista de Forbes!
¿Hacia dónde va el país? ¿Hacia dónde “nada” el gobierno? No hay un solo dato que indique que se va hacia algún lado. La frenética actividad, quién duda de ella, sirve tan solo para que el gobierno se mantenga a flote, como nadando de perrito.
Y flota muy apenas. Lo muestra así la reciente muerte del secretario de gobernación, el segundo al mando, se supone. No es necesario especular sobre la causa del “accidente”: Si lo tumbaron, es señal de incapacidad; si se cayó solo, es también muestra de la poca capacidad del gobierno para proveer su propia seguridad. No pidamos, a quienes no pueden cuidar su propia vida, que cumplan su obligación, por la que cobran tan bien, de cuidar la seguridad de la población. El olmo no da peras, da peros (pero estaba nublado).
No le pidan al perrito, a los perritos, alguna suerte de nado sincronizado. Con mantenerse a flote ya hacen bastante. Beltrones, por favor, por piedad, por lo que más quieras, aviéntales una tablita… otra.
A Irene Arriola, con su dolor, que es nuestra pena.
El Sr. Calderón dice que encabeza un gobierno que “no nada de muertito” frente al crimen organizado. En esta ocasión, resulta imposible no conceder la razón al ocupante de Los Pinos. El Lic. Calderón no nada de muertito, nada, como ya lo han dicho otros, en un mar de muertitos.
Los asesores del discurso de Calderón deben trabajar un poco más. Resulta muy desafortunado que, con la boca del ocupante de la presidencia, se mencione la palabra muerte en cualquiera de sus formas. ¿Cómo que “muertito” en los labios de quien será, irremediablemente, señalado por la historia como el causante del río de sangre que nos inunda? (50,000 víctimas mortales, y contando, a un promedio de 6 litros de sangre por persona, dan para un tanque de 300,000 litros. Es la sangre de los muertitos, que ya no nadan, ni caminan, ni nada).
Pero, si aceptamos que Calderón no nada de muertito, ¿Cómo lo hace, entonces? ¿Estilo libre, mariposa, pecho o espalda? Mmmmm… parece que ninguno de los éstos. Si utilizara cualquiera de esas formas (digamos que “estrategias”), el gobierno partiera de un punto y se dirigiera hacia otro, una meta, por ejemplo. Pero el estilo, la estrategia, la forma de “nadar”, no parece llevar al país hacia ninguna parte; como si estuviera el gobierno nadando de perrito. Como aquellos principiantes, nadadores ineptos, que a duras penas, merced a mucho esfuerzo, logran mantenerse a flote imitando el nado del mejor amigo del hombre, sin conseguir avance alguno.
No sólo ha aumentado, duplicándose, el consumo de drogas. También el cultivo de enervantes ha aumentado: según reportes de agencias internacionales México se ha convertido en el segundo productor mundial de opio, sólo después de Afganistán. El cultivo de mariguana ha crecido también. El poder económico y político de los capos crece a la vista de todos ¡A la vista de Forbes!
¿Hacia dónde va el país? ¿Hacia dónde “nada” el gobierno? No hay un solo dato que indique que se va hacia algún lado. La frenética actividad, quién duda de ella, sirve tan solo para que el gobierno se mantenga a flote, como nadando de perrito.
Y flota muy apenas. Lo muestra así la reciente muerte del secretario de gobernación, el segundo al mando, se supone. No es necesario especular sobre la causa del “accidente”: Si lo tumbaron, es señal de incapacidad; si se cayó solo, es también muestra de la poca capacidad del gobierno para proveer su propia seguridad. No pidamos, a quienes no pueden cuidar su propia vida, que cumplan su obligación, por la que cobran tan bien, de cuidar la seguridad de la población. El olmo no da peras, da peros (pero estaba nublado).
No le pidan al perrito, a los perritos, alguna suerte de nado sincronizado. Con mantenerse a flote ya hacen bastante. Beltrones, por favor, por piedad, por lo que más quieras, aviéntales una tablita… otra.
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