No sólo por el nombramiento de Poiré como secretario de gobernación (que en sí ya es ridículo), sino porque entonces uno se hace varias preguntas:
1. ¿Calderón se subió a un banquito o Poiré está aún más chaparro?
2. ¿Lo que está haciendo es juramento o una sugerencia obscena?
3. ¿La cara de Calderón es de que acepta el juramento... o la sugerencia obscena?
Usted decide.
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