Por David Arellano
Mucho escucho hablar a adultos y sobre todo a jóvenes, del que llaman “Nuevo PRI” y me pregunto; ¿En qué se diferencia este nuevo –y últimamente exitoso- PRI del que nos gobernó durante 70 años?
A decir verdad, no encuentro diferencias notorias más allá de que hace 23 años Carlos Salinas de Gortari al asumir la presidencia de México tenía 40 años y ahora tiene 63. A excepción de eso y su bigote lleno de canas, en mi perspectiva, el “Nuevo PRI” es lo mismo solo que adaptado a las circunstancias actuales, las cuales tampoco son muy distintas.
De hecho, encuentro mucho en común entre la represión y matanza de miles de estudiantes, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco el 2 de Octubre del 68 –que por cierto, no se olvida-, cuando Luis Echeverría fuera Secretario de Gobernación y la violación de derechos humanos de la que fueron víctimas miles de ciudadanos en San Salvador Atenco durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, o bien, la misma situación de represión y violación de derechos que sufrieron profesores y manifestantes en Oaxaca durante la gestión de Ulises Ruíz, quien recibió el apoyo total de su partido (PRI) y el espaldarazo de su ex presidenta; Beatriz Paredes Rangel.
Tampoco me es muy distinta la forma en la que llegaron a la presidencia Luis Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid o Carlos Salinas de Gortari, uno tras otro sucediendo al anterior por medio del dedazo; y la forma en la que llegará el hermano de Humberto Moreira –ex gobernador de Coahuila, actual presidente del Partido Revolucionario Institucional- al gobierno del endeudadísimo -32mil millones de pesos- estado fronterizo de Coahuila, que recibiera multimillonarios créditos a raíz de que el actual presidente del PRI usara documentación falsa para su tramitación. Tampoco se ha perdido la sana costumbre de la entrega de despensas, acarreamiento de votantes y la compra de voto el día de las elecciones; así como ocurrió este año en el Estado de México –estado líder en feminicidos- durante los comicios para elegir gobernante en el que fuera electo Eruviel Ávila para reemplazar al muñeco de telenovela Enrique Peña Nieto, quien a su vez relevó en el cargo a su tío Arturo Montiel, acusado de enriquecimiento ilícito. Otro personaje muy conocido es Raúl Salinas de Gortari -hermano del ex presidente Carlos Salinas-, a quién se le atribuyó una inexplicable fortuna de 160 millones de dólares –se dice producto del narcotráfico- y fue arrestado en 1995, acusado de asesinato y enriquecimiento ilícito.
Durante décadas fuimos víctimas y testigos de la simulación que fuera –y es- el pan nuestro de cada día durante los gobiernos priistas, hecho que me trae a la memoria el pacto firmado entre la ahora diputada Beatriz Paredes Rangel en 2010, cuando fuera presidenta del PRI y César Nava en la misma condición en el PAN. En ese convenio se acordó que el PRI apoyaría en el congreso la Ley de Ingresos –aumento al IVA- a cambio de que el Partido Acción Nacional no pactara coaliciones de cara a las elecciones del 2011 en el Edo. de México, hecho del que ahora comprobamos saldría beneficiado Peña Nieto.
Diferencias aun no encuentro. Corrupción, mentira, saqueo, simulación son factores que encuentro en común entre el viejo y el nuevo PRI. Representantes sociales que privilegian el estatus de su partido por encima de la voluntad del pueblo, por encima del bienestar social; Representantes sociales que representan muchas cosas menos los intereses de las mayorías. Así veo al mal llamado nuevo Partido Revolucionario Institucional, que de nuevo tiene poco y de revolucionario no tiene nada.
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