Durante estos días en que me mantuve relativamente alejado de Internet y en especial de las redes sociales en donde regularmente mantengo una presencia activa, ocurrieron varias cosas de importancia fundamental para la vida política de México con miras al 2012.
La más destacable, por supuesto, la virtual candidatura de izquierda de Andrés Manuel López Obrador, triunfador indiscutible de las encuestas que la propia izquierda definió como el método para selecionar a su candidato. Bien por Ebrard que de manera civilizada y honesta reconoce el triunfo de su correligionario, y ofrece sumarse al proyecto común para enfrentar a la mafia del poder. Me atrevo a opinar que, sin asomo de duda, Marcelo Ebrard ya tiene en la bolsa, si no la candidatura, sí la designación del sucesor al cargo de Jefe de Gobierno del DF: respetarle su dedazo local como "premio de consolación" ante su candidatura presidencial fallida.
Luego, la entrevista al propio López Obrador en el noticiero estelar de Televisa, el conducido por Joaquín López Dóriga. Sin pelos en la lengua, el tabasqueño dejó claro que, si bien se trata de inaugurar una nueva etapa en su relación siempre tirante con la televisora, ello no significa arrojarse a los brazos de la telecracia que, entre otras cosas, ahora quiere imponer hasta presidente de la república en la persona de Peña Nieto. Claridoso como siempre el Peje, quien promueve la honestidad, la justicia y la fraternidad entre mexicanos como una vía para salir adelante sin empantanarnos en rencores del pasado, pero sin transar tampoco con los poderes fácticos que quisieran ver un AMLO descafeinado o mejor aun, amaestrado. 13 minutos le dio Joaquín López Dóriga al Peje, la mayor parte de ese tiempo Dóriga no habló; dejó que el líder de Morena se explayara cuanto quiso, para finalmente refrendar el compromiso sellado al inicio de la entrevista con un apretón de manos: una "nueva" relación con Televisa, donde el Peje pide que a su proyecto le concedan "el beneficio de la duda".
Por supuesto, los jilgueros del poder, las plumitas hambreadas y los opinólogos a sueldo que critican a AMLO un día sí y otro también, ya empiezan, en un esfuerzo perfectamente concertado, a intentar desacreditar este nuevo discurso de AMLO. En efecto, como no tienen qué criticarle al Peje porque su discurso no es incendiario ni violento como lo han querido hacer ver desde 2006, entonces optan por cuestionar la credibilidad de dicho discurso, "¿Tú le crees a López Obrador?", repiten una y otra vez, hasta la náusea, estos pseudoperiodistas cizañosos (saludos a Carlos Marín, bufón patético).
Podemos esperar, para 2012, una guerra sucia panista mucho más puerca y nauseabunda que la de 2006. Debemos estar preparados para contrarrestarla con mucha información, que le permita a los ciudadanos darse cuenta de quién es quién; el PAN y/o el PRI por un lado, y la izquierda democrática por el otro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario