Hace años que dejé de leer La Jornada debido a que cada vez tiene menos información útil y cada vez tiene más chaquetas mentales.
El principal lastre en La Jornada, desde luego, es Alfredo Jalife, cuyo racismo, misoginia y doble cara han sido plenamente documentados en este blog.
El otro lastre es Enrique Galván Ochoa, quien si bien no tiene ni por asomo la podredumbre de Jalife, sí tiene un gusto francamente lamentable por la desinformación.
Ya lo demostró nuestro lector @vampirosofo en una columna invitada: Galván Ochoa manipuló sus "sondeos" en internet y publicó números falsos sobre un supuesto apoyo a las universidades de Morena que es, en el mejor de los casas, una chaqueta mental.
Al hacer eso, Galván Ochoa desinformó al público y cayó en el mismo tipo de prácticas deleznables de manipulación de medios que caracterizan a las televisoras y otros medios plegados al PRIAN, y que en la izquierda siempre han criticado, pero cuando lo hace Galván hasta lo defienden.
Pero ahora voy a referirme a otra columna de Galván que no sólo desinforma al público, sino que además dice mentiras abiertamente.
Se trata de la columna "Dinero", publicada el 9 de marzo pasado, en la cual Galván pretende alegar que Estados Unidos pretende que se privaticen las refinerías de Pemex, así como se privatizó la banca en el sexenio de Salinas.
Que porque "es lo pactado, no hay que olvidarlo, con la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton. Fue el ticketde regreso del Partido Revolucionario Institucional."
Lo cual es falso.
Pero vamos por partes. Para empezar el comparativo con la privatización de la banca es una jalada. La banca mexicana se nacionalizó en el sexenio de López Portillo ("ya nos saquearon, no nos volverán a saquear") luego de que los banqueros mexicanos no pudieron con los problemas financieros que ya tenían desde el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
Así que la banca "nacionalizada" en realidad sólo duro un sexenio y medio. No existía la banca nacionalizada antes de eso. Y para ser sinceros, no debería existir una banca nacionalizada. Lo que deberían existir es un esquema mixto en el cual existan bancos propiedad del Estado y bancos privados, pero con reglas estrictas para evitar casos como los del FOBAPROA.
Así que nadamás desde ahí Galván ya desinforma al hacerle creer al lector que la banca mexicana era como Pemex. Falso.
En segundo lugar, eso de que se "pactó" con Hillary Clinton privatizar las refinerías a cambio de que el PRI regresara al poder es también falso.
No existió tal pacto. Y tan no existió que en febrero de 2012, faltando 4 meses para las elecciones presidenciales en México, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el cual depende políticamente de la Secretaría de Estado, giró órdenes de arresto contra el ex gobernador priista de Tamaulipas, Tomás Yarrington, a quien acusó de narco.
Esa orden de arresto puso a Enrique Peña Nieto contra la pared. Peña inclusive acusó a Estados Unidos de hacer una campaña en contra del PRI.
Ahí no paró la cosa. Luego de eso vinieron las acusaciones en Estados Unidos contra la gente de Humberto Moreria por lavado de dinero, caso que la administración de Barack Obama sigue persiguiendo. Moreira, como se recordará, fue el principal impulsor de la candidatura de Peña Nieto dentro del PRI.
¿Cuál pacto entonces? Lo que los hechos muestran no es un pacto entre el PRI y Hillary Clinton. Al contrario: si algo dejó claro la administración de Obama era su preocupación por lo que pasaría si el PRI regresaba al poder, ya que temían que el regreso del PRI fortaleciera al narco, ya que el PRI no lo combate.
(Esto no lo estoy inventando. Lo publicó en 2010 Raymundo Riva Palacio en una columna citando a funcionarios de Estados Unidos.)
Por lo cual pregunto de nuevo: ¿Cuál pacto con Hillary Clinton? ¿De qué está hablando Galván Ochoa?
Hay otro detalle; Estados Unidos no es propietario de ninguna refinería. Los propietarios son empresas privadas a las cuales el gobierno de Barack Obama ha tratado de meter a raya. Es más: en los últimos debates entre Hillary Clinton y Bernie Sanders para la contienda por la candidatura Demócrata a la presidencia de Estados Unidos, uno de los principales blancos de ataque ha sido precisamente la industria petrolera.
La cereza en el pastel: En Estados Unidos hay refinerías privadas sin usar. Pemex pretendía rentar por lo menos una de esas refinerías en Estados Unidos. ¿Para qué querría Estados Unidos privatizar las refinerías mexicanas si en ese país hay refinerías de sobra?
Una de dos; o Galván Ochoa de plano no sabe de lo que está hablando pero lo publica de todos modos porque ya tiene un público fanatizado que le cree cualquier tontería, o Galván Ochoa sí sabe de lo que está hablando pero dice mentiras de manera deliberada para montarse en el discurso sesentero de la guerra fría y del "imperio" porque sabe que eso es rentable con su público fanatizado e ignorante.
Que responda Galván Ochoa. Lo que puedo decir es que lo que está haciendo es exactamente lo mismo que hace el monero de la derecha: desinformar.
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