Al igual que Felipe Calderón, el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto pretendió usar los arrestos de capos como La Tuta y el Z-42 para tratar de levantar sus votos por medio de sendos despliegues de medios.
Pero a la mera hora, esos arrestos no significaron nada, ya que la violencia siguió igual o peor, por lo cual el PRI de plano se tuvo que poner a inventar cuentos sobre el narco para tratar de engañar a la opinión pública y hacerles creer que no pasa nada cuando es todo lo contrario.
El primer cuento fue de la autoría del priista Monte Alejandro Rubido, titular de la Comisión Nacional de Seguridad, quien dijo que el Z-42 no tiene sucesor.
Que porque recibió el cargo de su hermano y "no hay ahorita quien se perfile para poder ocupar ese puesto."
Lo cual es falso. Los Zetas ya se habían dividido en dos bandos. Y sin el Z-42 lo que ocurrirá será una ola de violencia para ver quién controla el cártel. O bien, se fragmentará aún más y cada nuevo grupo peleará por las plazas.
Porque desde hace años se ha dicho: simplemente arrestar o asesinar capos no resuelve el problema del narco, sino que sólo incrementa la violencia. El problema del narco no se resuelve capturando capos, sino atacando a la infraestructura económica del narco, misma que ni el PRI ni el PAN han querido tocar jamás.
El segundo cuento del PRI para tratar de engañar a la gente tiene que ver con la ejecución en Michoacán del Contralmirante de la Marina mexicana José Luis Corro Chávez, quien fuera baleado en las calles de la colonia Ejido Andador Emiliano Zapata en el municipio de Lázaro Cárdenas, ayer por la noche.
Luego de que se diera a conocer el asesinato, el gobierno priista de Michoacán salió con que la razón por la cual lo mataron fue para robarle la camioneta que conducía.
Nadamás que para ser un robo de camioneta fue demasiado específico, ya que lo interceptaron cuando iba llegando a su casa y enfrente de su familia.
Además, se trataba del titular de la Capitanía del Puerto de Lázaro Cárdenas, uno de los puertos con mayor actividad del narco, específicamente los Caballeros Templarios.
¿Qué ratero se mete con un Capitán de la Marina sólo para quitarle una camioneta? Eso es meterse con plazas que ya controla el narco y nadie es tan tarugo como para pretender enfrentarlos. Mucho menos matando a uno de mandos más altos de la región.
Lo que pasa es que como la violencia rebasó a los despliegues mediáticos, y nuevamente se cayó la farsa de la guerra contra el narco de Enrique Peña Nieto, ahora el PRI intenta que la gente crea que no pasa nada cuando en realidad lo que pasa es que Peña queda nuevamente como inepto.
Así que no se dejen engañar por el PRI. Si el PRI cree que así va a frenar el desplome de sus preferencias electorales está muy equivocado.
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