15 jóvenes estudiantes de la Universisad de Xalapa fueron arrestados de manera ilegal, golpeados, vejados, robados e incomunicados por la policía priista simplemente por ejercer su derecho constitucional a manifestarse de manera pacífica contra la imposición de Enrique Peña Nieto durante el desfile por el aniversario de la Revolución Mexicana.
En ese desfile estuvo presente el gobernador priista de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.
Una de las jóvenes universitarias que fueron arrestadas narraron la manera en la que la policía veracruzana abusó de dos más. Las obligaron a desnudarse y les tocaron los senos y sus partes íntimas.
Según la policía, Veracruzana, los arrestos de los manifestantes ocurrió porque tenían la orden de detener a los miembros del Frente contra la Imposición y retirarlos del evento.
Pero además amenazaron a los estudiantes. Les dijeron que los pueden detener en cualquier momento por cualquier cosa.
Ese tipo de barbarie, denunciada por la prensa local, debería ser suficiente para cesar a quien sea que haya dado la orden de perpetrarlo.
Pero Javier Duarte guardó silencio.
No sólo eso; Javier Duarte le presumió a los medios que Enrique Peña Nieto ya lo invirtó a formar parte de su gabinete en 2017.
Es decir, un año antes de que acabe el sexenio, lo cual podría resultar cómico (¡hueso dentro de 4 años y sólo por 2 años!) de no ser por las atrocidades de las que son capaces los priistas de Veracruz.
Ese es el PRI de Peña Nieto. El que debe el electorado sacar del poder en 2015 y 2018 por el bien del país. Porque el callarse cuando la policía priista abusa de jóvenes y las agrede sexualmente, es la peor de las aberraciones del PRI.
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